Nueva York
Obama entre los generales y su popularidad electoral
El tiempo dirá si los 14 minutos de discurso del miércoles del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pasarán a la historia como una capitulación o una victoria bien merecida en Afganistán.
De momento, ayer Obama recibió críticas de todas partes. Los defensores de la guerra, incluidos sus propios militares, consideran que es una salida demasiado rápida e, incluso, arriesgada. Mientras, los detractores opinan que la retirada es demasiado lenta. El jefe del Estado Mayor, Mike Mullen, almirante de la Marina, declaró ayer ante el Congreso en Washington que respalda los planes de Obama, pero «son más agresivos y conllevan más riesgos de lo que se puede considerar prudente». «Cuanta más fuerza durante más tiempo, sin ninguna duda, se tiene más seguridad.
Al final sólo el presidente, puede determinar el nivel de riesgo que debemos asumir. Y creo que eso ya lo ha hecho», indicó el militar acerca del plan de Obama, que tampoco cuenta con el beneplácito del alto mando en Afganistán, David Petraeus. Curiosamente, el portavoz de la Cámara de Representantes John Boehner, republicano de Ohio, se mostró escéptico, aunque en sus declaraciones no fue extremadamente hostil con Obama como en otras ocasiones. «El Congreso va a hacer a la Administración responsable de asegurar que este descenso –de tropas en Afganistán– no mine el progreso que hemos hecho hasta ahora», afirmó el conservador en un comunicado.
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