El milagro de Santa María

Llevaba unas horas merodeando la zona. Vestía bermudas, camiseta, sombrero de paja y, colgada al hombro, la funda de una raqueta. Nadie reparó en él porque no tenía un aspecto raro ni nada que llamara la atención. Pero cuando faltaban apenas dos minutos para las ocho de la tarde sembró el pánico en la iglesia de Santa María del Pinar, en el número 7 de la calle Jazmín (Ciudad Lineal).

Los únicos que cruzaron palabra con él antes del suceso fueron los camareros de la cafetería F. Jiménez, donde estuvo horas antes tomando cañas. Allí preguntó por el nombre de la iglesia de enfrente y por el horario de las misas. Le contestaron que la siguiente sería a las ocho de la tarde y ahí terminó el breve diálogo. Pero el hombre, de 34 años, no iba con la intención, precisamente, de acercarse a rezar. Cruzó la acera y comprobó los horarios en el tablón de entrada. Se quitó el sombrero y entró. El medio centenar de feligreses que había en ese momento en la parroquia terminaban de rezar el rosario previo a la misa y el cura, ya vestido, estaba a punto de oficiar la eucaristía. Entre ellos, una mujer de 36 años que salía de cuentas esta semana junto a su madre y otra señora, de 52 años. El hombre, con acento «no español» según algunos testigos, avanzó por el pasillo central de la iglesia y sacó un arma de fuego. Se dirigió a la mujer embarazada, que se encontraba en uno de los bancos del final, y le disparó en la cabeza, según las mismas fuentes. Murió casi en el acto. Continuó andando por el pasillo y disparó a otra señora, sentada en uno de los bancos del otro lado. A continuación, arrodillado de frente al altar se pegó un tiro en la boca. Todo ocurrió en apenas dos minutos, los suficientes para que los feligreses llamaran a Emergencias 112 y los sanitarios del Summa y el Samur llegaran a tiempo para practicar un cesárea de urgencia al bebé, que fue trasladado en estado de gravedad al Hospital de La Paz.