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Incitación a la violencia

La Razón
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Las condiciones del ERE de Astilleros de Sevilla que acaba de aprobar un juzgado son una incitación a la violencia. Perdonen, pero esta vez no me alegro del bien ajeno: una indemnización de 60 días por año trabajado ganada con barricadas, piedras a las puertas de San Telmo y humo negro de neumático es un robo en toda regla. Y sobre todo un corte de mangas al mundo civilizado. Con una profunda reforma laboral en capilla y con una cascada de despidos de 20 días por año trabajado y a tu casa, todavía existe una casta de trabajadores de mono azul con unas condiciones al margen del resto de los mortales. Una casta a la hay que sumar a otros profesionales de la pancarta como los ex empleados de Delphi o de Boliden, que se han agarrado al babi público como si fueran infantiles escolares.
La estrategia no pasa por sentarse a negociar en un despacho con la empresa cuando saca la carta de despido. Lo útil, visto este ERE de Astilleros de Sevilla, es llenarse los bolsillos de piedras, coger los botes de humo, cargar la trinchera y dirigirse al puente más transitado de la ciudad para montar una Intifida urbana. Si es posible, que el corte de tráfico sea en hora punta y que le joda la vuelta a casa al mayor número de gente que sí está trabajando. Así funcionan las cosas.
El fraude en el campo, que lo hay, llevado y traído en estos días por interfectos tan dispares como el conde de Salvatierra y Duran i Lleida, es una minucia si se compara con el coste que ha supuesto, en Andalucía y en toda España, la paz social de la industria. Ayudas millonarias del «fondo de reptiles» libró la Junta antes de procesos electorales para aplacar los ánimos. Lo dicho: un disparate.