Libros

Estados Unidos

Esref Armagan: «Quiero que la gente sea consciente del tesoro que supone la capacidad de ver»

Con la intención de conocer el mundo que le rodeaba, Esref Armagan (Turquía, 1953) comenzó a pintar. Algo que en un primer momento no sorprendería a nadie, cobra otra dimensión cuando descubrimos que Armagan es ciego de nacimiento. Invidente sí, pero inconformista, luchador, optimista y emprendedor también.

Esref Armagan: «Quiero que la gente sea consciente del tesoro que supone la capacidad de ver»
Esref Armagan: «Quiero que la gente sea consciente del tesoro que supone la capacidad de ver»larazon

Procedente de una familia pobre, el artista turco aprendió a escribir y dibujar de forma autodidacta y ahora expone en el Museo Regional de Arte Moderno de Cartagena (Muram) dentro de Manifesta 8. Su método consiste en utilizar un punzón de braille para marcar un esbozo y después aplicar colores al óleo con sus dedos. Otra de sus técnicas de trabajo se basa en colocar los cinco colores que usa en orden para acudir a ellos. «Cuando aprendí que el cielo era azul comencé a dejarlo en un lugar determinado para acudir a él siempre que sea necesario en mi paisaje». Algo que hace con cada uno de los elementos que conforman sus retratos de la realidad.

El creador nos regaló ayer una rápida demostración de su dominio del espacio y la perspectiva. Cogió un lápiz y, en menos de media hora, al tiempo que charlaba con nosotros, había terminado su paisaje. Increíble, pero cierto. Mientras conversamos también observamos distintas postales con paisajes de Armagan. Estampas presididas por mariposas, un delfín con un instrumento de música tradicional de Turquía y un arco iris que ilumina una ciudad.

Lo primero que pintó en su vida fue una mariposa. «Me parece la cosa más bonita y frágil del universo», confiesa. Objeto artístico de recreación a la que han seguido edificios históricos, paisajes marinos, flores, bosques, un retrato del ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton y un Volvo. «Cuando me propusieron pintar el coche me estresé mucho porque pensaba que era un objeto demasiado grande», señala. «Después comencé a examinarlo con las manos y pude hacerlo. Al final fue más fácil de lo que pensaba porque era de un solo color», bromea. Y es que aunque confiesa tener muchas imágenes en la cabeza, también matiza que «si no toco algo me resulta muy difícil poder dibujarlo». Del mismo modo, reconoce que «la belleza es un sentimiento que tengo después de haber palpado algo que me ha transmitido paz anteriormente». Pero, ¿qué hace feliz a Esref Armagan? «Cuando acabo de pintar un cuadro y veo que la gente se queda alucinada me llena de satisfacción».

Con un gran sentido del humor también revela que no le importaría vivir en los paisajes que pinta. «Sería maravilloso bañarse en uno de mis lagos, rodeado de los pinos que le dan aire fresco, habitar en las casas y escalar una montaña», relata. «Aunque en esa casa seguro que me caería por las escaleras», bromea entre risas. El pesimismo no parece ser compañero de viaje de este creador que nunca ha pintado un cuadro cuando se ha sentido bajo de ánimo.

De hecho, explica que le entristece que «la mayoría de la gente no se de cuenta las posibilidades que existen en la vida». Algo que conlleva que «estas personas se pierdan muchas cosas bonitas siempre preocupadas por otras poco importantes». Interesado por la exploración de las nuevas tecnologías, afirma que «me gustaría retratarlas aunque también es cierto que tengo tantas imágenes bonitas en mi cabeza que no quiero añadir ninguna más».

 Se acaba el tiempo y el profesor de la Universidad de Toronto, John M. Kennedy tiene que comenzar su conferencia «De las pinturas rupestres y la Florencia del siglo XV, al cómic.
Reflexiones y perspectivas sobre la visualidad» en el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam). Ponencia enmarcada dentro de Manifesta 8 que tiene a Armagan como uno de sus protagonistas. Nuestro encuentro se acaba pero antes de despedirnos le pedimos un consejo. «Quiero que todo el mundo sea consciente del gran tesoro que supone la capacidad de ver». La entrevista termina pero la lección vital comienza.