París
Cannes venera al maestro Bertolucci
El cineasta italiano Bernardo Bertolucci, autor de obras memorables como Novecento o El último tango en París fue homenajeado en el festival de Cannes en reconocimiento por su larga y magistral carrera.
Postrado en una silla de ruedas a sus 71 años, Bertolucci confesó a la prensa que perdió brevemente la confianza en su capacidad para hacer cine, pero que la recuperó tras ver películas en tres dimensiones como el éxito de James Cameron de 2009 Avatar.
"Estaba convencido de que no podría seguir rodando, pero hace un año me di cuenta de que aún era capaz de imaginar movimientos de cámara", aseguró en rueda de prensa el director, que está trabajando en una película en 3D titulada Me and You". "Avatar me gustó mucho... el 3D me parece fascinante, pero no entiendo por qué debería estar reservado para las películas de terror o ciencia ficción", añadió.
Bertolucci recibe la Palma de Oro, que reconoce a un cineasta influyente que nunca ganó un gran premio en Cannes, de manos de un jurado presidido por Robert de Niro en la ceremonia de apertura del miércoles. "Es muy lacónico... Veremos si tiene unas pocas palabras que decir, sería buena cosa", dijo Bertolucci refiriéndose a De Niro, al que dirigió en su épico filme de 1976 Novecento.
Poeta y escritor antes de asomarse a la gran pantalla, Bertolucci se reafirmó como director durante el apogeo del cine italiano a mediados de la década de 1960 e hizo más de 20 películas, desde épicas producciones históricas a dramas íntimos. Sus presupuestos de producción aumentaron durante el último medio siglo a la par que su reputación, culminando con el biopic de 1987 El último empreador, que ganó nueve premios de la Academia de cine estadounidense, incluido el de mejor fotografía.
Conocido por los cinéfilos por su rico tratamiento del color en la pantalla, también se ha ganado la reputación de director sin miedo, provocando ya a principios de su carrera con el clásico erótico de 1972 "El último tango en París". La película, que mostraba escenas de sexo muy gráficas entre Marlon Brando y una mucho más joven María Schneider, conmocionó a la audiencia de Estados Unidos, donde los censores la clasificaron "X", película pornográfica, aunque en Francia deleitó a crítica y público por igual.
En Italia, el filme arrasó en taquilla los días después de su estreno, aunque pronto fue prohibida por una orden del Tribunal Supremo. Sólo se permitió su reestreno oficial 15 años después.
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