Museos

Carmen Thyssen: «La pandilla de Sinatra me dejaba entrar en su círculo»

Ha forjado una de las mayores colecciones privadas de arte y acaba de impulsar un nuevo museo en Málaga. Carmen Thyssen es también la creyente que reza para recuperar el cariño de su hijo, la abuela que no conoce a sus nietos y la jardinera de «mano verde» para las plantas.

«En 2012 serán 12 años gratuitos del Thyssen. Tiene que haber un tope porque tengo herederos y debo pensar en su futuro»
«En 2012 serán 12 años gratuitos del Thyssen. Tiene que haber un tope porque tengo herederos y debo pensar en su futuro»larazon

Detrás de su sonrisa hay un personaje perfectamente codificado: la mecenas del arte, la mujer noble y la madre. Con Tita, Carmen y la baronesa, tomo el primer café de la mañana.

–La de Antonio López, en el Thyssen, es la gran exposición del verano.
–Tiene cuatro mil visitas diarias. Es una maravilla: 130 obras, casi la mitad del estudio del pintor y el resto de colecciones particulares, españolas y de museos e instituciones.

–¿Qué ha sentido al ver toda una vida pictórica como la de él, alojada en su museo?
–Emoción. Es maravilloso ver toda la trayectoria de un pintor vivo tan bueno. Ha tenido libertad» para situar y colocar las obras, dispuestas con un criterio personal y no cronológico.

–Siempre repite que no puede prestar su colección de por vida de forma gratuita.
–En octubre retomaremos conversaciones. La prórroga será hasta febrero del 2012 y ya serán doce años gratuitos. Tiene que haber un tope: tengo herederos y debo pensar en su futuro.

–Ya le costó a usted bastante que la colección desembarcara en España.
–Tuve que renunciar a todo, por eso digo que no puedo dejarla siempre de forma gratuita.

–Se lleva bien con los ministros de Cultura.
–Con todos, de verdad. Aunque es cierto que siempre te entiendes mejor con unos que con otros, pero eso es humano.

–A González-Sinde se le reprocha estar más centrada en el cine que en otras áreas.
–No voy a contestar eso. Nos llevamos bien y las diferencias que ha habido se han solucionado.

–Habrá contemplado que cuando expire el plazo puede haber otro Gobierno.
–Lo he barajado, claro. No olvides que también fueron ministros de Cultura Rajoy y Esperanza Aguirre y hubo entendimiento con ellos.

–¿Puede que haya otro escenario: Rubalcaba?
–Eso lo dirán las urnas.

–Este año, al fin se inauguró la primera exposición del Museo de Málaga, con obras que tenía guardadas en un depósito. ¿Misión cumplida?
–Se han prestado obras por 15 años y de nuevo gratuitamente. El número de visitantes es desorbitado porque es un museo al gusto de la gente. Mi deseo es que, como el Thyssen, sea orgullo de gestión, de cuentas limpias y transparentes.

–El día de la inauguración le faltó su hijo.
–Estoy ya cansada de hablar de ello. Ya lo sabéis todo. No se me permite el acceso a él, no tengo sus teléfonos y no se me abre la puerta. Está viviendo su juventud y ya recapacitará.

–¿Es Borja muy influenciable por su entorno?
–Es un buen chico.

–¿Sigue comprando o la crisis es para todos?
–La crisis es para todos, pero compro algo. Como coleccionista me debo a la colección y sigo adquiriendo. Es muy complicado hacer una colección coherente. No es coleccionista quien paga un precio prohibitivo por un cuadro para lucirlo diciendo que ha batido récord de subastas.
«Echo de menos a mi marido»

–¿Va personalmente o puja por teléfono?
–Si puedo voy y, si no, conozco el estado del cuadro, y lo hago por teléfono. Siempre tienes miedo de que se corte la comunicación. Son minutos terribles hasta que consigues el cuadro.

–¿Vio alguna vez el «Códice Calixtino» robado?
–No, pero tengo un hito maravilloso. Imagina la Capilla Sixtina, en plena restauración. Pude subirme a los andamios y tocar con mis dedos...

–¡El dedo?
–Sí. No lo olvidaré, fue impresionante. Mi marido financió los estudios previos y las maquinarias que se utilizaron. Por ese motivo plantó un árbol en el Vaticano y nos recibió Juan Pablo II. Heini hizo mucho por las restauraciones. En Florencia, en Venecia tras las inundaciones...

–Le cuesta mucho seguir adelante sin él...
–Sin duda. Echo de menos a cuantos de los míos están en el cielo.

–En octubre se presentan las memorias del barón.
–Sí, están compuestas por textos escritos por él en inglés y francés, también de grabaciones recopiladas durante años. El resultado es él. Conoceréis lo especial y divertido que era. He estado horas y horas junto con José Antonio Olivares, que es el biógrafo, y me he emocionado, me he reído. Vais a descubrir a alguien muy especial.

–Y las suyas, ¿para cuándo?
–Cuando vea publicadas éstas. Y las haré yo, para que no se tergiverse nada.

–Dice que hay que hablar con los que no están para preservarles del olvido. ¿Quién desearía que hablara con usted cuando ya no esté?
–Hablo con Heini, con mi hermano, con mis padres, con Lex. Espero verles algún día. Cuando no esté, confío que mis hijos hagan lo mismo.

–¿Qué tal las pequeñas?
–Preciosas. Reciben clases de arte por ver si alguna tiene dotes y facilitarle el camino. ¡Y tocan el violonchelo, las dos! Al ser gemelas, les gustan las cosas a la par.

–Un juzgado ha desestimado las medidas cautelares solicitadas por usted contra el telefilme «Carmen Cervera. La baronesa». ¿De haberle pedido consentimiento, hubiera accedido?
–Me hubiera gustado que me hubieran dejado, al menos, leer el guión. No pueden abordar tu vida como quieran, porque es de muy mala educación y falta de respeto. Cuando lo vean mis abogados, si hay cosas inciertas o agresivas hacia mí, volveré a la carga en los juzgados.

–Pero es consciente que tarde o temprano harán un biopic definitivo, sobre usted.
–Yo sugerí hacer un documental: tengo mucho archivo gráfico y filmado con mi marido, mis hijos, en nuestros escenarios. Ni yo ni los míos tenemos porqué ser interpretados por otros. ¿Para qué ficcionar, si hay material real de sobra?

–Ha dicho que, en el amor, ha sido muy geisha.
–Siempre he pretendido que el hombre mande, que tome decisiones, que brille. Ayudar, pero siempre detrás. Las mujeres debemos tener nuestro lugar, pero en el fondo, siempre somos madres y ellos, en el fondo también, son un poco nuestros hijos y les gusta ser cuidados...

–Por eso le han querido tanto sus hombres...
–(risas) No me quejo.

–¿Ha seguido el movimiento 15-M?
–Claro. Me preocupaba que hubiera disturbios sociales y que afectaran al turismo. Estamos en una crisis tremenda y tenemos que tirar todos del carro. Siempre recuerdo un monje que iba detrás de otro, recogiendo las hierbas que el primero tiraba. Es bueno mirar atrás, siempre.

–En la época que estaba casada con Lex Barker, ¿llegó a conocer a la «Rat Pack» (pandilla de ratas?
–Los conocí a todos: Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr,... Y como a Shirley Maclaine, a veces me permitían entrar en el círculo. Una noche con ellos era memorable. Con ella sigo manteniendo cierto contacto, en Navidad.

Si se pudiese meter en una maleta, Carmen Thyssen la llenaría de buen humor, ganas de disfrutar, libros, música, mar, jugar al tenis, montar a caballo, pintar, visitar aún más museos de los que ha visitado, ver lugares especiales y tiempo para soñar. Su verano perfecto sería poder desconectar de todas sus obligaciones. Disfrutar el mar, de la playa, nadar mucho «que me encanta». Ir a la montaña, caminar, visitar ciudades. «Estar con mis hijos y aprovechar todo el tiempo que pueda con ellos». Además de escuchar música, especialmente de Frank Sinatra y de Julio Iglesias.