Gobierno de España

Un Gobierno en vía muerta

Las urnas han hablado y su mensaje ha sido claro: los españoles apuestan por el cambio. Una ventaja de diez puntos a favor del PP avala la demanda. Por eso en el seno del Gobierno central a nadie le cabe la menor duda de que el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero ha tocado a su fin.

La Razón
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El 22-M se ha encargado de enterrar con diez meses de antelación una agónica Legislatura. Sin embargo, el presidente se ha enrocado en La Moncloa a la espera de que soplen vientos mejores y se dé con el bálsamo que sane los males electorales que padecen los socialistas. El jefe del Ejecutivo confía en su socio PNV y en que mantenga su compromiso de apoyar los Presupuestos del Estado de 2012, de marcado carácter expansionista. Si los nacionalistas cumplen su promesa, los socialistas podrán agotar esta Legislatura e intentar «salvar los muebles». Ahora bien, Zapatero podría abandonar Madrid destino a su tierra natal León antes de tiempo. En el seno del Gobierno se han levantado en las últimas semanas voces partidarias de relevar a «José Luis» al frente de la Presidencia del Ejecutivo meses antes de convocar las generales. «Cada aparición pública suya resta más que suma», lamenta un destacado miembro del Gobierno. Por eso apuesta por que el «elegido» para sustituirlo «lo haga, desde el principio, con plenos derechos». Mientras, José Luis Rodríguez Zapatero, desde su atalaya monclovita, concentra sus energías en preparar las siguientes reformas estructurales.

Convencido de que el país las necesita para acelerar la salida de la crisis, en su agenda figura en un lugar destacado la polémica reforma de la negociación colectiva. Sin embargo, su Gabinete no tiene tan claro que los cambios laborales ayuden a los socialistas a salir del agujero. «Que lo haga el PP», reta un dirigente gubernamental. «Ya hemos encabronado suficiente a la gente». Pero Zapatero, imbuido de un espíritu reformista sin precedentes, sigue empeñado en dar luz verde a esta reforma. De hecho, fuentes gubernamentales no descartaron a LA RAZÓN que el Consejo de Ministros la estudie este mismo viernes e incluso de su visto bueno a los cambios pactados por sindicatos y patronal en su reunión del próximo 3 de junio. Es más, el Ejecutivo baraja incluir en esta reforma mayores dosis de flexibilidad para referenciar las subidas salariales a la evolución de las empresas en lugar de a la inflación. Previamente, los interlocutores sociales deben anunciar si hay fumata blanca en sus negociaciones. Ésta es, sin duda, la reforma más importante que le resta al Ejecutivo. Amén de la negociación con las centrales y los empresarios de un acuerdo para fomentar el empleo entre los jóvenes, que soportan un paro del 40%. E intentará la siempre polémica y cuestionada unificación de normas estatales y autonomías, así como la introducción de mayores dosis de competencia en sectores, como los colegios profesionales.