Cataluña

Aznar: «La lucha del Gobierno contra ETA da miedo»

El presidente de FAES anima a asistir a la manifestación de las víctimas, a la que se suman Gallardón y la cúpula del PP. Urge a los populares a presentar ya unas propuestas muy claras e inconfundibles > La cúpula del PP se une a la marcha del 9-A

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El PP de Madrid ofreció ayer al ex presidente del Gobierno José María Aznar el acto que le hurtó la ministra de Defensa, Carme Chacón, cuando le dejó fuera de la celebración institucional que organizó para conmemorar el décimo aniversario del fin de la mili, una medida que puso en marcha, precisamente, el primer Gobierno de Aznar. Pero éste fue sólo el pretexto que sirvió para que los «cachorros» de la organización madrileña reivindicaran con entusiasta ardor, y al ritmo de la música de Coldplay, la figura de Aznar y cada una de las decisiones que adoptó como jefe del Ejecutivo, incluso la del apoyo a la guerra de Irak.

Que el de ayer era un acto para hablar sin complejos, para «sacar pecho y estar orgulloso» de las decisiones del pasado, y para lanzar una crítica implacable a la política del Gobierno socialista, sin perderse en debates sobre el peligro de la movilización de la izquierda, quedó claro desde el momento en el que el presidente de las Nuevas Generaciones (NN GG) de Madrid, Pablo Casado, también jefe del Gabinete de Aznar, tomó la palabra para colocar el listón muy alto. Fiel, por supuesto, a esa oratoria directa y muy contundente que le ha generado enemigos en el ala moderada del partido, pero que cuando juega en «casa» provoca entusiasmo, Casado despejó el camino a Aznar para desahogarse sobre el «doble rasero» de los socialistas en su actitud con la intervención en Irak y Libia o para cuestionar la política antiterrorista del Gobierno. «¿Qué complejo tenemos en admitir el coraje y la decisión de Aznar de estar con sus aliados y dar la batalla contra un sátrapa? Irak tenía 17 resoluciones de la ONU para justificar la intervención y ahora sólo hay una»; «echamos en falta que en el Gobierno de Aznar a los terroristas se les derrotaba sin atajos, con la Ley...».

Aguirre, por cierto, también ayudó a animar el ambiente para cuando le llegara el turno al ex presidente, pidiendo, por ejemplo, la dimisión de todo el Goierno por haber buscado «una salida al terrorismo de ETA al margen de la Ley, del Estado de Derecho y del sentido común». A su juicio, el chivatazo a ETA es una «vergüenza sin precedentes» que tenía que haber provocado ya la dimisión no sólo del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sino de todo el Ejecutivo. La presidenta madrileña incluso se remontó al pasado para recordar que el anterior Gabinete socialista ya cometió el «error del GAL», que «además de un error era un crimen».

Y ahí es cuando ya entró en escena el elogiado y vindicado por las NN GG de Madrid. Aznar sólo hizo una alusión a la mili, para centrar toda su «artillería» dialéctica –que sigue tan engrasada como si estuviera en la primera línea política–, en la denuncia de las consecuencias de la política de Zapatero y en la exigencia a su partido de que esté a la altura de las circunstancias, presentándose ya ante los españoles con un programa de gobierno claro e inconfundible que sirva para «cambiar las cosas y para recuperar la confianza, la credibilidad y la lealtad con nosotros y con España». No es la primera vez que urge al PP a pedir un mandato claro a los españoles para afrontar las decisiones que deberá tomar si llega al Gobierno, pero ayer fue más incisivo que en ocasiones anteriores. «Cuanto antes lleguemos al Gobierno mejor, pero también espero que lleguemos con propuestas muy claras, marcadas en vivos colores y que sean las propuestas inconfundibles del PP. No queremos un pastel de oscuras sombras, y hace falta que los españoles digan también que respaldan un programa claro de recuperación de la confianza», defendió. Muy cómodo y suelto en el atril, incluso llegó a advertir al PP de que «no está para remendarle los pantalones a nadie», ni para «mirar para otro lado ante problemas que se tienen que afrontar», como el de un Estado «residual, política y financieramente». «El Estado que se diseñó en la Constitución es viable, lo que no es viable es la deriva actual del Estado autonómico», argumentó.

Por lo demás, antes de entrar en la polémica de ETA y de las actas de la negociación de la pasada Legislatura, Aznar advirtió de los riesgos de las consultas sobre la independencia en Cataluña, aunque no tengan efectos jurídicos; quitó valor al encuentro de Rodríguez Zapatero con los empresarios, porque el problema es de política; y afirmó que hoy no puede defenderse la libertad en determinados países «a beneficio de inventario» y por conveniencia, «ni jugar a una cosa en Libia y a otra en Cuba».

Ya en el capítulo de la política antiterrorista, el presidente de FAES criticó la «deslealtad» del Gobierno con el Estado de Derecho, con los jueces, con los fiscales, con las Fuerzas de Seguridad del Estado, con los firmantes del Pacto por las Libertades, y con las víctimas, «que con toda la razón piden Justicia y dignidad». A su juicio, la cuestión no es si las actas de ETA tienen o no tienen credibilidad, «sino lo que ha hecho o ha dejado de hacer el Gobierno». Y su conclusión es que ha sido desleal y que hizo cesiones inaceptables: «Hay quien considera un acierto organizar una guerra sucia. Y hay quien considera un acierto engañar a los españoles y sentarse a negociar con los terroristas y hacer que el Estado pague un precio. Si eso es un acierto, da miedo pensar qué considerarán qué es un error», sentenció.


«Tiene las tripas atascadas» con el Gal
- «No hay más que escucharle para saber qué le pasa por la cabeza o por las tripas, que es un sitio mucho peor para tener las cosas atascadas». Así salió ayer al paso Alfredo Pérez Rubalcaba de las críticas realizadas porJosé María Aznar al Gobierno, que, a su juicio, «se dedica a buscar atajos». De esta manera, el ex presidente se refirió a «la guerra sucia del GAL y al atajo de la negociación» con ETA.