Francia
Wahiba la mujer que cambió a Franck Ribéry
A pesar de su infidelidad en 2012, el polémico jugador de fútbol cuenta partido tras partido con el apoyo incondicional de su esposa
Sin ella, el futuro de Franck Ribéry se habría escrito con otras letras. La carrera deportiva del turbulento futbolista francés hubiera tomado, seguramente, otros derroteros. Y hasta hubiera podido llegar a descarrilar. Wahiba, su mujer, no sólo es su primera y más fiel seguidora. También el necesario pilar del jugador. La vara que ha metido en vereda al agitado Ribéry. De hecho, su influencia trasciende lo sentimental e incluso lo doméstico. Por su empeño, el deportista ha accedido, entre otras cosas, a cambiar de agente. Y no tanto por convicción sino por evitar un drama conyugal. Al parecer, Wahiba, que prefería el sol de Marsella al gris y frío Múnich, no acaba de digerir ni perdonar el fichaje de su marido por el club alemán.
El suyo es uno de esos amores de juventud sólidamente asentado, aunque no exento de sombras. Eran tan sólo dos adolescentes cuando ambos se conocieron. Vecinos en un barrio popular y obrero de Boulogne-sur-Mer (norte de Francia), donde Franck, cuyos talentos futbolísticos ya apuntaban maneras, comenzó a hacer sus pinitos sobre el césped. Aunque rebotando de equipo en equipo por culpa de un carácter díscolo y algo colérico. Wahiba, de origen franco-argelino y apenas un año mayor que él, se convierte en su bálsamo. Y por ella, el «chico de barrio» y de familia modesta es capaz de todo. Hasta de convertirse al islam para poder unirse en matrimonio. Él es un «patito feo» al que un accidente de tráfico desfiguró parte del rostro con sólo dos años, pero con pies de oro. Por amor, Franck adopta una nueva religión y un nuevo nombre: Bilal Yusuf Mohamed, el apelativo con que la abuela de ella solía llamarle. La chica corriente se convierte en una amantísima y abnegada esposa en 2002. Dos adjetivos indisociables en el caso de Wahiba, a quien el internacional galo ha infligido la peor de las traiciones: la infidelidad. En abril de 2010, saltó el escándalo. Ribéry y Benzema están en el punto de mira de los medios por un turbio caso de prostitución en el que se los acusa de haber mantenido relaciones tarifadas con una menor. El nombre de Zahia –de infausto recuerdo para los Ribéry– irrumpe en la ideal vida de la pareja. Pero sin llegar a quebrar el amor que ambos se profesan. «Hice el imbécil como nunca antes lo había hecho», reconoce el jugador al diario «L'Équipe». Pero la pareja superó aquella crisis, y el pequeño Seïf el Islam llegó en septiembre de 2011 como el mejor símbolo de su reconciliación.
Pero tras la infidelidad, Wahiba es otra. El engaño supuso un punto de inflexión en la imagen de Madame Ribéry que lejos de ser una «top-model» mira con recelo a las atusadas y longilíneas esposas de los otros futbolistas. La metamorfosis es completa: troca su moreno natural por un rubio platino, estiliza su figura, se aficiona a las marcas de lujo y la manicura extrema, mientras visita regularmente al ortodoncista. Resultado: un relooking total y una sonrisa blanco nuclear que ha hecho de la provinciana una auténtica «fashionista». Una manera, sin duda, de ganar en confianza y autoestima para exorcizar el pecaminoso fantasma de Zahia, la oscura tentación de Franck.
El bar sin alcohol de la familia Ribéry
La pareja aprovecha cualquier descanso del futbolista para disfrutar de la playa junto a sus tres hijos, aunque desde la apertura de su nuevo negocio les es más complicado. Y es que, en diciembre del pasado año, el matrimonio se aventuró y abrió un bar en Boulogne, La Voix du Nord. El establecimiento, denominado «O'Shahiz» (contracción de los primeros nombres de sus dos hijas), es fiel a las costumbres musulmanas: permite fumar shisha y los aromas del tabaco pero no sirve ni una gota de alcohol.
La cara oculta del delantero francés
Quería mantenerlo en secreto pero no pudo. «La cara oculta de Franck Ribéry» es el título de una biografía no autorizada que el jugador del Bayern ha tratado por todas las vías, incluida la judicial, que no viera la luz. El libro, escrito por los periodistas de «France Soir» Matthieu Suc y Gilles Verdez, que recorre el controvertido carácter del jugador, detalla la famosa noche con Zahia, la menor con la que mantuvo un relación remunerada en 2010. Sin embargo, los tribunales han desestimado la denuncia por «vulneración de la vida privada» y «violación del secreto de instrucción», interpuesta por el futbolista en septiembre de 2011, y en favor de la libertad de expresión.
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