Reforma de la Justicia
PP: heredero y albacea por José Luis Requero
Dice «El País» que el plan del Gobierno para reformar el Consejo General del Poder Judicial constituye «el más brutal ataque a los jueces del que se tiene noticia en democracia». Como las relaciones entre ese diario y la verdad no son fluidas, rechazo su vaticinio y recuerdo que el ataque más brutal fue la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985: jubilaciones masivas; se depuró al 75% del Tribunal Supremo; aparecieron el Tercer y Cuarto Turno; se quitó al Consejo la selección de jueces –hasta los parlamentos autonómicos lo hacen–, y se instauró la partidocracia en la Justicia.
Es cierto que el Gobierno maneja una propuesta elaborada por una comisión técnica. Ignoro el texto, pero ha debido leerlo –alarmada– la Asociación Profesional de la Magistratura, a juzgar por su dura crítica que, supongo, no se basa en presunciones, eso sería temerario. No sabemos aún qué piensa el Gobierno del PP, pero de cumplirse los vaticinios de la APM esa comisión habría propuesto un régimen de poder político fuerte, Justicia débil y subordinada, un objetivo típico del PSOE. La propuesta de la comisión parece que transita el camino iniciado en 1985 –repito, de ser cierto– y, eso sí, con un Consejo desvitalizado sería secundario que los jueces eligiesen a sus vocales.
Insisto: eso es lo que al parecer ha propuesto una comisión y no se sabe aun qué dirá el Gobierno. Lo cierto es que ahora hay motivos para alarmarse, porque ya hay muestras de esa tendencia al mimetismo entre PP y PSOE. Por ejemplo, cuando el actual ministro de Defensa dice que Hugo Chávez es un «gran amigo», ¿en qué se diferencia de Bono, que le paseaba por Toledo?; ¿qué diferencia hay entre unos partidos que no identifican gasto inasumible con los privilegios y coartadas de sus castas políticas?, ¿o entre un partido que instaura el matrimonio homosexual y otro que no lo derogará y que se remite al Tribunal Constitucional a sabiendas de que confirmará esa ley? Y queda el aborto: ¿se eliminará sólo el eugenésico –causa del 3% de los abortos– y, como parece, se mantendrá el riesgo para la salud psíquica de la madre, causa del 97% de los abortos, verdadero sucedáneo de aborto libre?.
En cuanto a la Justicia, también hay ejemplos de que los talantes parecen no variar. Es el caso de la oficina judicial que alumbró el PP en 2003, tras el pacto de Estado de 2001, y que se salda con un Ejecutivo fuerte y un Judicial subordinado. O cuando en 2010 el Gobierno nos rebajó el sueldo en un 11%. La Ley habla expresamente de la independencia económica de los jueces y atribuye al Consejo la misión de velar por la independencia judicial en todas sus manifestaciones. Aquel Gobierno ni siquiera se dignó consultarle –no se habría opuesto– ni este Consejo lo reclamó. El actual Gobierno nos ha rebajado otro 7% –llevamos ya un 18%– y tampoco lo ha hecho. Sea el PSOE o el PP, ambos nos conciben como «personal resolutor» que presta un servicio público gubernamental, no como otro Poder del Estado a diferencia de los parlamentarios a los que no se les rebajó nada: fue cada Cámara la que lo hizo por sí, porque son otro Poder respecto del Ejecutivo.
Suelo citar las palabras de Polanco en la que fue su última junta general de accionistas de PRISA. Exigió al PP que no alterase la política socialista, que se limitase a ordenar la economía. De no desmentirse con hechos, parece que el PP obedece ese dictado ideológico del que Polanco ejerció de portavoz circunstancial. Habría así para el PP dos tipos de «herencias recibidas»: una a la que apela para justificarse y explicar lo mal que estamos, y otra de la que se es fiel albacea, fiel ejecutor de la voluntad del testador que quiere un determinado modelo de Justicia y sociedad –familia, educación, derecho a la vida, etc.–, herencia que parece que tiene orden de no alterar, y no capta que ahí se ventila nuestro futuro. Hay muchas esperanzas en esta y otras reformas; en manos de este Gobierno está no defraudarlas y alejar el temor –BOE en mano– de que se identifica o se pliega a ese dictado y entierra la herencia de 1985.
JOSÉ LUIS REQUERO
Magistrado
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