Zaragoza

Palencia una ciudad de luto

En el Ayuntamiento y la Diputación de Palencia las banderas no están a media asta; en el ánimo de los paisanos de Marta Domínguez, sí. Basta dar una vuelta por la ciudad para apreciar el devastador efecto de la «Operación Galgo».

En los alrededores de la casa de la atleta hay media docena de pancartas
En los alrededores de la casa de la atleta hay media docena de pancartaslarazon

En la Calle Mayor, que sirvió a Juan Antonio Bardem para la película del mismo título, en la Plaza Mayor, en el Mercado de Abastos… Los palentinos se sienten «desolados», «traicionados», «avergonzados»… Son ya cinco días de luto no oficial.

La niebla, el cielo cubierto y la lluvia intermitente alimentan la depresión de una ciudad que jamás esperó algo así de su mejor embajadora, de la mejor atleta española de todos los tiempos. En las barras de los bares, en el café de las 11:30, en la hora del vino, los comentarios no eran los habituales. La derrota del Palencia en el descuento en Las Gaunas; la derrota del equipo de baloncesto en Pamplona en la prórroga; la victoria del Madrid en Zaragoza; la nueva «manita» del Barça; el estado de alarma... Temas menores al lado del escándalo que afecta a Marta Domínguez Azpeleta. Algunos no se lo explican. «No entiendo nada, ¿qué necesidad tenía de hacer lo que dicen que ha hecho? Lo tenía todo en la vida y, además, ahora va a ser madre. ¿Qué le dirá a su hijo?», asegura Berta a las puertas de la última franquicia de moda que ha abierto en la Calle Mayor. Ella no fue uno de los vecinos que se congregaron espontáneamente en los alrededores de la casa de la atleta.

En la Calle Valdivia, en la Plaza de los Conquistadores, al sur de la capital castellana, el paisaje es similar al del fin de semana. Sólo hay menos movimiento y las pancartas están mojadas por la lluvia. Son media docena, con mensajes como: «Fuerza y ánimo. Tus vecinos te apoyan»; «Todos contigo»; «Para nosotros siempre serás la misma. Ánimo. Nuestra Marta.

Estamos contigo». Cinco cámaras de televisión se protegen de la lluvia bajo un templete y aguardan movimientos que no se producen en el número 18. Cualquiera que se acerca es sospechoso. Algún vecino que saca a pasear al perro critica la presencia de los medios y vocea: «Carroñeros, estáis aquí por la pasta; igual que ella». Las cortinas están corridas; las persianas, bajadas… No hay movimientos.

Muy cerca está el mayor centro comercial de la ciudad. «Es una vergüenza. Nos ha estado engañando a todos. Tengo ganas de que aparezca en público, a ver cómo se explica», comenta Víctor cargado de bolsas con las compras navideñas. «Si es que siempre tenemos que salir en los medios para cosas malas. Que si una explosión de gas, que si un accidente ferroviario, ahora lo de Marta… Y esto es casi lo peor de todo», dice su acompañante. A las afueras de la ciudad, a 500 metros de la casa de Marta, está el campus universitario de La Yutera. Entre los estudiantes hay división de opiniones. Javier, de Forestales, es de los más escépticos: «Yo me veía venir algo así, no tanto como lo que está saliendo; pero siempre sospeché que algo raro había. Con más de 30 años seguía al máximo nivel y eso es muy raro.

Ha pasado de estar a la altura de Casillas, Nadal o Gasol a convertirse en una camella». Una pandilla de chicas que espera el autobús no se lo quiere creer. Una de ellas defiende a Marta: «Hasta que no esté todo muy claro, es inocente».

Si fuera un día normal a las puertas del invierno, Marta habría ido a rodar con sus compañeros habituales cerca del Canal de Castilla o de la orilla del río. Si no, habría acudido con su hermana al centro de la ciudad a hacer unas compras. Allí, en la Plaza Mayor, empleados del Ayuntamiento ultiman el montaje del Belén navideño. Unos jubilados «vigilan» a los operarios.

Cuando se les pregunta por Marta y la «Operación Galgo» tienen su propia teoría. «Han ido a por ella porque es del PP», asegura Eulogio. «Esto es una medida que ha ordenado Rubalcaba el día que ZP iba al Congreso para explicar lo de los controladores. Está clarísimo», dice José Luis como si hubiera memorizado la tesis expuesta por González Pons.

Otro va más lejos y asegura que a Marta lo que le ha metido en «este follón» han sido «las malas compañías y su marido; ese Bercianos no es trigo limpio. Si hasta la Junta le ha creado un puesto en Comisión de Servicios para que fuera profesor aquí».

Una administración de lotería de la Calle Mayor es uno de los pocos establecimientos que pueden presumir de tener cola a su puerta. «Si es que ahora dicen que tiene hasta cuentas en Suiza», afirma una palentina que acude «a echar la Primi». «Pues a ver qué hacen ahora los del Ayuntamiento con el nombre del Pabellón», comenta otra.

El Pabellón Municipal, la Escuela de Atletismo, una calle, el Pabellón de Venta de Baños… Todos llevan el apellido Marta Domínguez. En el Ayuntamiento y la Diputación el silencio se mezcla con la estupefacción. Todos apelan a la presunción de inocencia, aunque pocos confían ya en Marta. Uno de los puntos a debatir el pasado lunes en una comisión del Consistorio era la creación de una escultura de la atleta. El debate, prudentemente, se ha pospuesto.