«Los Caracoleños» continúan bajo el puente de San Juan un año después

SEVILLA- Situación estancada. En un eterno «vuelva usted mañana», las administraciones trabajan «en silencio» en lo que llaman un tema «delicado». Cuestiones que nadie pone en duda. Sólo hay que dar un paseo por el puente de San Juan. Hace más de un año, medio centenar de personas –parte del clan de «Los Caracoleños»– habita una decena de chabolas a la intemperie, así haga sol o nieve.
 
El arzobispo, Juan José Asenjo, y el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, se ofrecen a mediar y critican la atención que reciben «Los Caracoleños». Chamizo asegura que «la actuación de las administraciones ha sido bastante mala, ya que en su momento se advirtió de que esta problemática se podría producir» y habla de un conflicto «surgido de otro inicial que ellos crearon».

Tirar de memoria significa ver que «Los Caracoleños» tienen un extraño vínculo con la crónica negra. Nómadas de sí mismos, en todas partes han sido rechazados o han provocado rechazo. El perfil medio del clan no responde, precisamente, a la imagen de una hermanita de la Caridad. Lo que no quita que tengan sus derechos –los cuales reclaman– y sus obligaciones –con no todas de las cuales se muestran conformes–.

El día en que Alfredo Sánchez Monteseirín cumplió una década al frente del Ayuntamiento, bajo el eslogan «La ciudad de las personas», los chabolistas instalados en Tablada fueron instados a marcharse y pasaron al Charco de la Pava, primero, para acabar en El Copero, de donde también fueron echados. Con el tiempo, cuando decayó el interés mediático y, por tanto, las administraciones y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no estuvieron tan pendientes, unos regresaron al terreno anexo al puente de San Juan y otros a los pisos de titularidad de la Junta que ocupan sin demostrar su pertenencia, salvo en cinco casos. El Comisionado mantiene que es poco conveniente que «Los Caracoleños» se queden en el Polígono Sur, por su conflictividad. Eso sí, rechaza que vayan a parar «debajo de un puente». Nosotros También Somos Sevilla reniega del retorno de este clan porque es «imposible» convivir. El presidente de la asociación de vecinos Martínez Montañés, Rafael Pertegal, avisa de que los desalojos «pueden tardar años».

«Los Caracoleños» forman parte del clan al que el Ayuntamiento entregó en 2004, en bolsas de basura, 42.000 euros para que se fueran de Los Bermejales. De esas prácticas irregulares, estos lodos. En total, más de 40 familias en continua fuga, con unos 150 menores. La huida hacia ninguna parte se debe a que «Los Caracoleños» participaron en una reyerta por drogas, en marzo de 2009, en la que una bala alcanzó accidentalmente a un menor. Entonces, se creó una situación de tensión por el miedo a la venganza por parte de la familia del fallecido. Y optaron por abandonar los pisos de la Junta. El resto de la historia –menos el final, que parece que no existe– ya ha sido contado. «Si no nos dan una solución, en una semana volveremos al Polígono Sur, pase lo que pase... y la guerra de Corea va a ser poco», aseguraba Ángel Jiménez, el portavoz de «Los Caracoleños» hace un año. Y parte del clan, que ha recurrido el desalojo ordenado de los pisos de la Junta por la Justicia, regresó. Otro medio centenar de personas vive en las chabolas que pueden contemplarse desde el metro a su paso por la parada de San Juan Bajo como «monumento» a la indolencia de las administraciones.

Cronología de la miseria interminable
Julio de 2004
Cada familia recibe 42.000 euros por parte del Ayuntamiento para que deje Los Bermejales.
Marzo de 2009
«Los Caracoleños» matan accidentalmente a un menor de otro clan y huyen de las Tres Mil.
Julio de 2009
Vagan por varias zonas tras ser echados de Tablada. Unos vuelven a las Tres Mil y otros bajo el puente.
Julio de 2010
Reclaman a los que volvieron a las Tres Mil que acrediten la titularidad de los pisos ocupados.
Agosto de 2010
Medio centenar de miembros de «Los Caracoleños» sigue bajo el puente de San Juan.