Comunidad de Madrid

Mil caras de un presidente

Ha pasado toda su vida profesional junto a Aguirre y los últimos nueve años como su número dos. Ahora sale de la «sombra» y pasa a la primera fila. Así es Ignacio González

«Mi padre siempre nos insiste en que trabajemos duro y nos dediquemos a lo que más nos gusta», explican sus hijas.
«Mi padre siempre nos insiste en que trabajemos duro y nos dediquemos a lo que más nos gusta», explican sus hijas.larazon

MADRID- Este jueves Ignacio González se convirtió en el cuarto presidente de la Comunidad de Madrid. Un cargo que conoce y controla a la perfección desde el 21 de noviembre de 2003. Ese día dimitió como secretario de Estado de Inmigración del Gobierno de Aznar y tomó posesión del cargo de vicepresidente primero y portavoz del primer Gobierno de Esperanza Aguirre al frente de la Comunidad. González llevaba trabajando junto a su ya amiga desde hacía 25 años, pero aquel 21-N Aguirre y González se convirtieron en una sola moneda con dos caras. La vista, Aguirre; la oculta, González. Hace dos semanas, con la dimisión, la moneda se dio la vuelta.

En once días, ha sido investido presidente, ha elegido a su «cara en la sombra» y ha diseñado un equipo con el que ha de gobernar, al menos, hasta las próximas elecciones. Tiene tres años para salirse de la alargada sombra de Aguirre y poner su sello en la Puerta del Sol. Porque juntos formaban un tándem infranqueable. Una relación profesional y de amistad, basada en la lealtad, el humor y la misma forma de entender la política. Sin embargo, González y Aguirre fueron compatibles, no iguales. Frente a la personalidad extrovertida e impetuosa de Aguirre, González, más reflexivo y estratega, cuenta con el carisma de los tímidos, que ganan en las distancias cortas, porque en las largas su seriedad les gana a ellos.

Durante nueve años, González ha tenido delante a la que probablemente sea la figura política más mediática del panorama nacional. Una suerte de maestra, pero también un cristal opaco que apenas dejaba pasar la luz. Una luz que sin embargo ahora sólo le alumbra a él. Y ya han llegado críticas. La primera, por la paridad. La oposición le ha echado en cara haber infravalorado al género femenido a la hora de nombrar seis consejeros y dos consejeras. Lo que no saben es que González, fuera de la política, vive en un mundo de mujeres.

Nació hace 51 años en una paritaria familia madrileña. Él es el tercero de cuatro hermanos, dos chicos y dos chicas. En su familia, sin embargo, él está en minoría. González está casado con Lourdes Cavero y es padre de tres hijas: Lourdes, Rocío y Patricia, que le han convertido en un «feminista» confeso. El género de los integrantes de la familia González sólo es determinante en cuanto al fútbol se refiere, la otra «religión» del presidente de la Comunidad. Y es que los hombres González –su padre, su hermano y él– son del Real Madrid, mientras que las mujeres González –su madre, su mujer y sus hijas– son colchoneras. «Me encanta estar con mi hijo, pero no en un derbi», confiesa su madre. «Sólo ahí prefiero estar sola», añade.

De sus padres, suele decir que le «educaron en el sentido del deber y la responsabilidad». Estudió en el Colegio Maravillas de Madrid y se licenció en Derecho por la Universidad Autónoma. Con 24 años, antes de que naciera su primera hija, sacó las oposiciones a técnico superior del Ayuntamiento de Madrid. Ahí comenzó una carrera política que le llevó al Ministerio del Interior y al de Administraciones públicas del Gobierno de Aznar, y de ahí, al de la Comunidad. Admite que la política que le ha robado mucho de estar con su familia. Una «espinita» que sin embargo sus hijas asumen con naturalidad. «Mi padre siempre nos ha insistido en que trabajemos duro y nos dediquemos a lo que más nos gusta. Dice que sólo así podremos triunfar», afirman. Un consejo que él predica con el ejemplo y que sus hijas ya siguen a rajatabla. La mayor medicina y la segunda ADE bilingüe. Quizás por eso explican con una sonrisa que su padre no suele llegar nunca antes de las 22:00 horas. Y quizá porque saben que hay que trabajar duro y que su padre se dedica a lo que más le gusta, las tres le esperan para acompañarle mientras él cena algo cuando llega. Él tampoco les falla: «Con lo puntual que es, es capaz de llegar tarde a un acto para escuchar cómo le ha salido un examen a una de sus hijas», explica una de sus colaboradoras.

Del González político existen casi tantos detractores como admiradores. En la Puerta del Sol hablan de él casi con devoción. Nadie le señala manías y le califican de respetuoso, amable y detallista. Las críticas llegan de aquellos a los que se ha enfrentado en política. Y es que en este terreno ha ganado muchas más batallas de las que ha perdido. Todas las ha librado con Aguirre. Para la ex presidenta, un ataque a su número dos fue lo mismo que si atacaban a ella. Fue mutuo. Ella su protectora y él su escudo. Golpes no les faltaron; y ellos también dieron.

Para estos momentos, los difíciles, su familia, el dibujo (hasta en las esquinas de los informes), los toros, la lectura –sobre todo la novela negra– y sus escapadas a Marbella son su válvula de escape. Ahora ha añadido un último divertimento, el IPad. «Siempre está al día de las aplicaciones que van saliendo. Va a ser un presidente a la última», auguran en su equipo.