Sevilla
Brasil no tiene ni un rasguño
Sale ileso de su duelo contra Chile, que fue incapaz de penetrar en la coraza brasileña / Un saque de esquina le bastó para decidir el partido
Un córner es un partido para este Brasil de Dunga que lo tiene todo previsto para que a nadie se le ocurra pensar. Lo saca un lateral, Maicon, y lo remata un central, Juan. No necesitan más argumentos los brasileños que la pelota parada y su fortaleza defensiva para llegar a los cuartos de final. Bielsa, mientras, masticaba todos sus demonios en el banquillo chi- leno. Para un entrenador tan pesa- do como el argentino, un gol en una jugada de estrategia es una tragedia, el síntoma de que el tra- bajo no ha sido perfecto, de que algo se había dejado sin estudiar. Un motivo para cargar eternamente con la culpa de la eliminación del Mundial.Brasil es un equipo cansino, im- penetrable y aburrido, pero muy difícil de ganar. Y más si consigue ponerse por delante en el marcador. Mucho más si a los tres minutos del primero consigue el segundo en una breve aparición de Kaká, convertido desde hace mucho tiempo en un actor de cortometrajes.Su físico, su cabeza o lo que sea, ya no le permite ser constantemente decisivo como era en sus tiempos de gloria en el Milan. No está para las carreras interminables que le servían para ganar partidos y hasta la Copa de Europa. Pero todavía le alcanza para plantarse al borde del área y dar un pase de gol a Luis Fabiano. El delantero del Sevilla vive en el precipicio, al borde del fuera de juego. Pero sólo al borde y aprovechó el descuido de los defensas chilenos para marcar el segundo de los brasileños.A Bielsa se le derrumbaron todos los planes en tres minutos. Las horas de estudio y de análisis quedaban encerradas en la red de la portería de Bravo. Y su equipo era incapaz de hacer un arañazo a los brasileños, cómodos esperando el momento de sus contraataques. Dunga, que no fue nadie en la liga brasileña, pero triunfó en Ita- lia y Alemania, importó todas las virtudes de su paso por Europa. Todas las aburridas virtudes del fútbol de los países que lo acogieron. Y ahora lo aplica en su selección hasta desesperar a los contrarios.Chile, que confió en Suazo para encontrar el gol, ni siquiera tuvo oportunidades. Sí las tuvo Brasil, enganchado al contraataque y a Robinho, que marcó el tercero. El único brasileño de verdad.
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