Cataluña

S&P rebaja la solvencia de Cataluña y cree que incumplirá el objetivo de déficit en 2011

La agencia prevé más recortes si la comunidad no aplica medidas de ajuste

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La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) rebajó ayer el rating de la deuda a largo plazo de Cataluña desde «A+»hasta «A» con perspectiva negativa, lo que podría desencadenar nuevos recortes. La compañía justifica la pérdida de solvencia de esta comunidad autónoma en su elevado déficit, superior al previsto, y a su alto endeudamiento, que duplicó en 2010 el PIB de la región (201%).

S&P cree que Cataluña será incapaz de cumplir el objetivo de déficit planificado para este ejercicio –1,3% del PIB– por la demora en la implementación de las medidas de ajuste y recorte de gastos y por el deterioro de las ratios de liquidez que ostenta la región. Además, la agencia de calificación considera negativo el elevado interés que tuvo que ofrecer la comunidad en las últimas colocaciones de deuda para captar la atención de los inversores, pero mantienen que la capacidad de acceso a la financiación externa sigue siendo «fuerte».


Inyección del Gobierno
La agencia descuenta que el Ejecutivo central inyectará fondos en la comunidad –2.100 millones de euros este año y 1.500 millones anuales hasta 2013, según S&P– para que cumpla sus objetivos. «Sin esta transferencia adicional del Gobierno, es probable que Cataluña incurra en mayores déficits», argumenta la agencia.

La compañía va más allá al señalar que el Gobierno «tiene fuertes incentivos» para prolongar la financiación extraordinaria a Cataluña. Si la región tuviera problemas de captación de capital en los mercados, asegura la agencia, ello afectaría negativametne a la reputación de España entre los inversores.

En el peor escenario –aquel que contempla que el Ejecutivo central no transferiá el capital necesario–, S&P prevé mayores problemas para el déficit y amenaza con nuevos recortes de rating. La agencia insiste en que Cataluña debe recortar gastos, pero tranquiliza al mercado al asegurar que su solvencia (calificación crediticia o rating) no caerá por debajo del «grado de inversión».