Afganistán
Un helicóptero aterriza de emergencia tras ser tiroteado en Afganistán
MADRID- Un helicóptero modelo Cougar del Ejército de Tierra español fue ayer la última víctima de la ofensiva talibán en la provincia de Badghis, bajo mando de nuestro contingente desplegado en Afganistán. El aparato realizaba un vuelo de reconocimiento entre la ciudad de Herat y la localidad de Bala Murghab, al norte de la sede del grueso de nuestras tropas (Qala-i-Now), cuando el piloto comenzó a detectar fallos en el sistema hidráulico de la aeronave, que iba acompañada de otra similar que no sufrió ningún disparo. Vista la situación, el piloto decidió aterrizar en Ludina, a escasos kilómetros de donde el pasado domingo murió en combate el sargento primero Joaquín Moya.
Una vez en el suelo la tripulación del helicóptero detectó varios impactos de bala en el lateral derecho del aparato que pudieron producirse mientras éste volaba entre Herat y la propia Ludina, sede de una de las bases avanzadas del contingente y donde más están sufriendo las tropas el acoso de la insurgencia. Pese a que no se produjeron daños personales entre la tripulación del Cougar, la aeronave tuvo que quedarse en reparación en la propia base de Ludina y la idea es que en los próximos días pueda volver a reincorporarse al servicio, según informó ayer el Ministerio de Defensa en un comunicado.
Los ataques a los helicópteros aliados son bastante frecuentes. Aunque tienen especial incidencia en el sur del país, pero los aparatos españoles no están ajenos a este tipo de ataques. No es la primera vez que nuestro contingente sufre un ataque de esta índole.
En 2007, la tripulación de otro Cougar detectó que un grupo de insurgentes abría fuego contra ellos sin éxito. Los disparos de las armas cortas utilizadas por los talibanes pasaron a unos doscientos metros del aparato, que en ese momento lanzaba octavillas informativas a la población de un área al sur de Herat.
En otras ocasiones, como en la fotografía de la izquierda, los talibanes sí que han hecho blanco en el fuselaje de los helicópteros pero sin llegar a derribar ninguno, algo que sí han padecido las tropas norteamericanas. Normalmente este tipo de ataques se realizan con kalashnikov al paso del helicóptero pese a que los talibanes tienen RPG-7, un lanzacohetes de corto alcance pero capaz de derribar un helicóptero.
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