Teherán
Irán instigó y colaboró en la violencia sectaria que asoló Irak
El fundador del portal, Julian Assange, publica 400.000 documentos secretos para conocer la «verdad de la guerra».
Jerusalén- Los registros de guerra de los soldados estadounidenses en Irak certifican que Irán respaldó, colaboró y fomentó la violencia sectaria que ha asolado el país en los últimos siete años. Los 391.832 documentos clasificados sobre la guerra de Irak desvelados ayer a través de la plataforma de internet Wikileaks arrojan luz sobre el papel de Irán y sus socios islámicos en Oriente Medio en la desestabilización de la república iraquí.
Además, permiten estimar por primera vez el número de víctimas que han dejado los siete años de guerra, destapan la connivencia estadounidense en la brutalidad de los iraquíes con sus prisioneros y vuelven a poner en entredicho al Pentágono, después de que la misma Wikileaks filtrará en julio 91.000 dossieres sobre la guerra de Afganistán.
Los dossieres conocidos ayer confirman el respaldo prestado por Irán a las milicias chiíes iraquíes, tanto con el contrabando de armas como con la formación de sus hombres (en esto ayudados por la milicia libanesa Hizbolá) y la planificación de acciones para asesinar a altos oficiales iraquíes por parte de las Fuerzas Quds, de la Guardia Revolucionaria Iraní.Los datos atestiguan el papel de Irán en el abastecimiento a las milicias iraquíes con cohetes, bombas lapa, la llamada munición de penetración de blindados (o EFP en sus siglas en inglés) y otro tipo de armas, como rifles de calibre 50 y los Misagh-1, réplicas iraníes de los misiles tierra-aire portátiles chinos.
Los iraquíes recibieron formación en el uso de explosivos y como francotiradores en propio territorio iraní. Además, según el «The New York Times», que ha manejado los datos desde hace días, las Fuerza Quds del régimen persa ayudaron a los extremistas iraquíes a planear el asesinato de oficiales del país. Los documentos contienen también referencias a los agentes iraníes, si bien parece que las Fuerzas Quds siempre mantuvieron un perfil muy bajo en el país vecino y utilizaban a combatientes de Hizbulá como intermediarios.
La lucha entre EE UU e Irán para influenciar el devenir de Irak continúa en la actualidad. Hace una semana, se conocía la alianza del primer ministro electo iraquí, Nuri al-Maliki, con los iraníes y con el clérigo radical chií Moktada al-Sadr (que cuenta con el 10% de los escaños en juego en Irak) para asegurarse su continuidad en el poder al servicio de los iraníes.
La filtración de Wikileaks también permite estimar por primera vez las víctimas que ha dejado el conflicto. Hasta ahora, ni el Gobierno de EE UU ni los aliados han facilitado un número oficial de las víctimas, pero los escritos documentan la muerte de 109.032 personas entre 2004 y 2009, de las que 66.081 serían de civiles, entre ellos 15.000 muertes no contabilizadas hasta ahora, según la asociación Iraqi Body Count. La mayoría a manos de la violencia insurgente iraquí. La publicación de los documentos se ha hecho desafiando la petición de prudencia del Pentágono.
Una guerra brutal
Los archivos ofrecen muestras de los episodios de violencia contra civiles, la mayoría a manos de iraquíes, pero también de americanos:
-En agosto de 2006, un sargento americano descubrió a un teniente utilizando un cable eléctrico para cortar las plantas de los pies de un detenido en una comisaría de Ramadi.
-En agosto de 2009, la Policía iraquí informó del suicidio de un detenido, pero la autopsia «encontró moratones y quemaduras por todo el cuerpo». Se dice que se abrió una investigación, pero no hubo un seguimiento.
-Se documentan al menos cuatro casos de tiroteos desde helicópteros. En uno de ellos, en febrero de 2007, un Apache disparó y mató a dos iraquíes por sospechar habían disparado morteros, pese a que las víctimas hicieron señales de rendición.
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La ONU pide a EE UU que investigue
El relator especial de Naciones Unidas contra la tortura, Manfred Nowak, pidió ayer a Estados Unidos que investigue si sus autoridades tenían conocimiento de los abusos y torturas a prisioneros por parte de las Fuerzas de Seguridad iraquíes, denunciados en la filtración de Wikileaks entre 2004 y 2009. Nowak consideró ayer en la cadena BBC que presidente de EE UU, Barack Obama, tiene el deber de llevar a cabo una investigación independiente y objetiva. «Existe la obligación de investigar siempre que existan acusaciones creíbles de torturas llevadas a cabo, y estas denuncias son más que creíbles, ahora es el turno de los tribunales», dijo. Sin embargo, al cierre de esta edición, la Casa Blanca no se había pronunciado sobre la publicación de los casi 400.000 informes clasificados.
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