Reino Unido

El adiós definitivo del laborista Brown

Gordon Brown
Gordon Brownlarazon

LONDRES- Gordon Brown pasó sus últimos minutos en Downing Street en su oficina personal, acompañado por su mujer Sarah y sus aliados más cercanos, incluido Peter Mandelson. El que fuera uno de sus rivales más acérrimos acabó siendo su mano derecha y no quiso dejarle solo en estos críticos momentos. Y fue curioso porque el escocés hizo cosas con las que nadie le habría reconocido: contar chistes para levantar el ánimo del personal y hablar por teléfono con Tony Blair, su amigo/enemigo más próximo.Una vez asumida la derrota y después de que fracasaran las negociaciones con los liberal-demócratas para formar un Gobierno progresista, Brown salió por última vez del número 10 para anunciar su dimisión como «premier» y como líder del Partido Laborista. Antes de dirigirse al Palacio de Buckingham, leyó un comunicado acompañado por su esposa a la que agradeció su apoyo durante todos estos años. Intentó aparentar tranquilidad e incluso se esmeró por sonreír en un par de ocasiones, pero no pudo evitar emocionarse cuando dijo el «adiós». Brown dijo que amó su trabajo y que se sintió un «privilegiado» por haber podido ejercerlo durante estos últimos años. «Lo amé por su potencial para hacer de este país un mundo más justo, más tolerante, más verde, más democrático y más próspero, ciertamente un Reino Unido mejor», matizó.El ya ex «premier» explicó que dejaba «el segundo trabajo más importante que podría desempeñar» para centrarse en el primero, «el de padre y esposo». Fue muy emotivo el hecho de que sacara de la residencia oficial de la mano a sus dos hijos, John y Fraser, de seis y tres años, para que se despidieran de los británicos. Nunca antes los dos pequeños habían salido en público. Fue entonces cuando se metió en el coche oficial y dejó tras de sí, el hogar donde ha pasado los últimos trece años de su vida, diez de ellos al frente del Tesoro, donde ejerció como el mejor ministro de Economía que ha pasado por las islas, un puesto que será recordado por aquellos que le quieran tener entre los buenos momentos, olvidando así que nunca sirvió para el trabajo de primer ministro.Tras presentar formalmente su dimisión a la soberana, Brown se dirigió a la sede del Partido Laborista y anunció que Harriet Harman, hasta ahora la «número dos» de la formación, asumiría su puesto hasta que el partido encontrara a un nuevo líder. «Hay una cosa que no cambiará. Soy laborista y siempre seré laborista», dijo Brown. Y entre aplausos puso rumbo a su escocia natal, donde comenzará una nueva vida alejado, por primera vez, de las trincheras de la política.

¿Cómo se va a elegir al nuevo líder laborista?- El comité ejecutivo nacional establecerá en los próximos días un calendario y una normativa. El comité está dirigido por Ann Black. - La elección durará meses más que semanas. El último proceso parecido, según «The Guardian», ocurrió en 2007 cuando Harriet Harman fue elegida como «número dos» del partido. El nuevo líder necesitará el apoyo de al menos 32 diputados.- Los colegios electorales se dividen en tres partes iguales: los parlamentarios, los miembros del partido y afiliados, y los sindicatos. Un diputado que forme parte de los tres grupos podrá votar tres veces.