Tuvo un hermano Mickey Mouse

Pero son muy pocos los que recuerdan sus orígenes cinematográficos, cuando se codeaba con actores como Marlene Dietrich, Chaplin, Mary Pickford o Stan Laurel y Oliver Hardy. Pero antes de Mickey, Walt Disney creó otro personaje que obtuvo una fama similar. Se trataba de Oswald, un conejo antropomórfico con evidentes similitudes con la actual mascota de Disney. Oswald se convirtió en protagonista de diversos cortos de la mano de su creador entre 1927 y 1928. Pero en ese año Universal, su distribuidora, le arrebató el personaje.

Bob Esponja, más popular
Desde entonces, Oswald apareció de forma ocasional en dibujos de la Universal hasta su olvido en 1951. Pero en 2006 el personaje, junto con los cortos realizados por Disney, volvió a la firma de su creador como parte de un acuerdo entre ambas empresas. Hasta aquí el pasado de «Oswald, el conejo afortunado» y su «hermano» pequeño, Mickey Mouse. Ahora el presente.

Mickey no está en su mejor momento. Mario Bros o Bob Esponja son más populares. Así que Disney ha escogido un videojuego para revitalizar su mascota y presentar en sociedad a Oswald en el que se aleja de la imagen infantil y almibarada de las últimas décadas.

En «Disney Epic Mickey», exclusivo para Wii, el ratón es arrastrado hasta el páramo, donde han ido a parar todas las ideas desechadas por Disney. Por supuesto, entre ellos se encuentra Oswald, que ha ido acumulando un gran rencor hacia el ratón, al que considera un usurpador, ya que disfruta de la vida que estaba destinada a él. En el páramo, Mickey deberá enfrentarse a personajes como el Doctor Loco, extraído de un corto de 1933, o la Mancha Negra, malvado que surgió de un cómic en 1939, y el mago Yen Sid de «Fantasía» (1940). También aparecen villanos como el Capitán Garfio o Pete Pata Palo y amigos como Horacio, Clarabella, Goofy, Pluto o Donald. El viaje que emprenderán Oswald y Mickey les servirá para reforzar los lazos familiares perdidos. Una oportunidad para que los «hermanos» se reencuentren y se pongan al día. Ahora, armado sólo con un pincel con tinta y disolvente podremos escoger entre destruir el páramo y sus habitantes o reconstruirlo hasta transformarlo en un hogar acogedor.