Cataluña

OPINIÓN: Asalto a las clases medias

La Razón
La RazónLa Razón

En estos tiempos de tribulaciones presupuestarias han aparecido en la escena explicativa unos inconcretos y extraños entes: las familias muy ricas. Para justificar la ruptura de la gratuidad o el incremento de las tasas públicas se las trae a colación bajo el argumento de que ese tipo de familias sí puede hacer frente a esos gastos y que así pagarán más.

Si dejamos a un lado el hecho concreto de si recurren, o no, al uso de unos servicios públicos específicos, para no caer en la trampa de fijar la mirada en el dedo y no en la luna que éste señala, descubriremos que lo relevante no es si puede pagarlos, sino cómo contribuyen a su financiación.

Al que más tiene, el mismo servicio o prestación pública, siempre le cuesta más, tanto si las arcas públicas se hacen cargo de todo o sólo de una parte del coste. Eso es así, y debe seguir siendo así, porque los impuestos se pagan por la renta y no por el coste del servicio, precisamente esa es su función redistributiva y solidaria.

Pero si pretendemos volver a aplicar la solidaridad no sólo en el pago sino en la prestación, subiendo el precio a todos (¡porque esos pueden!) y exonerando a los más pobres con becas o subvenciones, el sistema no será más equitativo, sino todo lo contrario. Se estará penalizando a las clases medias que pagaran dos veces por lo mismo y no está claro que ellas puedan.

Hacer sostenible económicamente el Estado de Bienestar no se puede conseguir haciéndolo más injusto socialmente, porque entonces lo que se habrá puesto en juego es su viabilidad.