Teatro

Nueva York

Ana Torrent:Emma Bovary en esencia

La actriz vuelve a los escenarios después de once años con la novela de Flaubert adaptada por Emilio Hernández y dirigida por Magüi MiraCuándo: del 2 de febrero al 25 de marzo. Dónde: Teatro Bellas Artes. Madrid. Cuánto: de 16 a 25 euros. Tel. 902 101 212. 

Ana Torrent:Emma Bovary en esencia
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Hoy en día, cuando las infidelidades y separaciones copan las portadas de las revistas del corazón, es difícil imaginarse a nadie escandalizándose por la lectura de «Madame Bovary». Pero cuando Gustave Flaubert publicó la que a la postre sería su novela más conocida, la lió parda en la puritana alta sociedad de la Francia imperial de 1857.
Hubo incluso un conato de juicio, del que salió airoso. Flaubert ya entonces era conocido, aunque aún no había sido ungido como vaca sagrada en el panteón de las letras galas, y Emma Bovary, su protagonista, era demasiado para la moral encorsetada imperante: infiel a su marido, un médico rural tan devoto a su esposa como anodino a los ojos de ésta, la hija de un campesino adinerado llega a despilfarrar la fortuna familiar en sendas aventuras extramaritales, con Rodolfo –Don Juan «ad hoc» que, cómo no, la deja con un palmo– y León, su soñador de bolsillo. La cosa acaba en melodrama. Ya saben, el adulterio se pagaba. Pero dejó para la historia de la literatura una novela enorme y más de una reflexión sobre la naturaleza humana.

Sólo cuatro personajes
Reducida a diez escenas y cuatro personajes –la protagonista y los tres hombres que marcan su vida– por la mano de Emilio Hernández, la novela de Flaubert llega a los escenarios madrileños dirigida por Magüi Mira y con uno de los rostros más enigmáticos del cine español como protagonista. Hacía once años que Ana Torrent no pisaba un escenario –«La raya en el pelo de William Holden» fue lo último– y asegura que ha sentido «un poco de susto, porque es un medio que conozco un poco menos, porque he trabajado mucho más en cine y hay que llegar al espectador de otra manera. Como dice Magüi, cada espectador es una cámara que te está mirando».

Torrent había leído la novela hace veinte años, pero regresó a ella cuando Magüi Mira la llamó, y ya la ha terminado tres o cuatro veces. «Me ha servido, porque ha habido cosas de Emma que, aunque no estén explícitamente narradas en la obra, a mí me han servido para el personaje. Evidentemente la adaptación ha hecho una síntesis grande, hay que buscar la esencia de la novela y el recorrido de Emma Bovary, pero en diez situaciones, y adaptarlo a un lenguaje poético, de teatro».

Construir los diálogos
Cuenta Emilio Hernández que «lo más difícil de adaptar en una novela siempre es lo más importante: que sea una obra de teatro; que tenga un lenguaje teatral al cien por cien, que no tenga ninguna inclusión narrativa». Para ello, el eje debía ser Emma Bovary, y sobraba toda descripción. En una novela con una rica vida interior, eso era mucho: «El diálogo era muy poco, he tenido que construirlo casi todo. El mundo de Flaubert conecta de tú a tú con el lector. Pero ahora no puedes dejar espacio libre a la imaginación del lector. El teatro concreta y tienes que dar ese salto y llevarlo a un lenguaje y unas imágenes». Situaciones dramáticas propias de la escena. Y personajes concretos. Son sólo cuatro, interpretados por Armando del Río (Rodolfo), Fernando Ramallo (León) y Juan Fernández (Carlos Bovary). «La elección ha sido hablar del mundo de Emma y sus hombres, que es medular en la novela». Aunque, matiza, «obviamente no está todo el libro, porque es imposible».

A Madame Bovary, reflexiona la actriz, moral aparte, «le hubiera ocurrido lo mismo ahora: es una mujer con una insatisfacción permanente, que no consigue ser feliz. No logra vivir con la realidad que le toca. No se hace con ella, escapa a través de una salida equivocada: es una gran lectora y quiere vivir esas pasiones sobre las que ha leído. No soporta la mediocridad, las cosas pequeñas». Aunque no se les escapa el peso que tuvo la novela en su día: «Emma Bovary lucha como muchas mujeres, pero es algo personal, no creo que ella sea consciente, por más que para las mujeres es importante: es significativo que ese personaje, en esa época, fuera tan transgresor».

Y asegura la actriz que dar vida a Emma Bovary le ha transmitido muchas y encontradas esensaciones: «Como personaje, es muy complejo. En la novela lo es, y lo que se intenta transmitir en la obra es la esencia de Emma, que empieza y acaba de formas completamente diferentes. Son varios años de su vida y al final casi es otro personaje: cambia por lo que va viviendo, por el tedio en su matrimonio, por no encontrar la felicidad, por los sueños que tiene en su imaginación, por querer volar y vivir unas pasiones. Y también porque elige una salida y se va equivocando. Todo eso son muchos estados emocionales». Y asegura: «Es un viaje muy potente y rico en vivencias. Y, al final, desgarrador».

La seriedad de una actriz
Se ríe la Torrent cuando se le comenta que le pega el papel, acaso por ese aura de actriz algo misteriosa que siempre la acompaña, sus silencios, su seriedad... «Eso lo tiene Emma, pero también una parte que yo creo que comparto: muchas ganas de vivir. Es muy vital, luchadora y fuerte. Aunque es verdad que hay un punto de melancolía o tristeza, porque se da cuenta tarde de que nunca ha sido feliz, que ha equivocado la salida en su vida. Pero vamos... No me siento yo así». Y lo dice inevitablemente seria.
 

Una madre entre Nueva York y Madrid
¿El seductor Rodolfo? ¿El tierno Leon? ¿El entregado Charles? ¿Alguno es el tipo de Ana Torrent? La actriz ríe y se moja: «Procuro manejar mi realidad mejor que Emma. Rodolfo me hace gracia, es muy seductor, pero no es mi tipo de hombre. Les veo venir». Además, aclara, «llevo muchos años con una relación. Los Rodolfos... quizá muy de jovencita, pero ahora ya no. León tiene su encanto: es un poeta, un soñador, pero está en Babia. Yo a veces pienso: ¿por qué se complica la vida Emma con el marido que tiene que la quiere tanto y es tan encantador?». Torrent ha tenido una hija con su pareja y ha vivido en Nueva York, al margen de las tablas. Aunque no del celuloide: cineastas como Roland Joffé («Encontrarás dragones») y Justin Chadwick («Las hermanas Bolena») han llamado a la eterna niña de «El espíritu de la colmena» y la estudiante de «Tesis». La veremos en breve como Carmen Polo, en la TV Movie de TVE «Una carta para Evita».