Estados Unidos
Despertar la inversión
Las bolsas mundiales lideradas por la americana se encuentran en medio de una furiosa fase alcista. Por un lado la expectativa de una nueva inyección de liquidez por la Reserva Federal, vía compra de deuda pública, deprime la rentabilidad del ahorro, forzando el mismo hacia los activos de riesgo. Y por otra parte, los beneficios de las compañías en Estados Unidos se encontrarán ya a finales de 2010 en máximos históricos.
Ante los flojos datos económicos, se da por seguro la nueva acción expansiva de la Reserva Federal. La cuestión, por tanto, es sobre la efectividad de la misma, su impacto en la economía real y su capacidad para estimular la inversión del sector privado, imprescindible para no entrar en una nueva recesión.
Aunque parezca mentira, desde finales del año 2007 hasta el mes de junio de 2010, el PIB nominal americano ha crecido un 2% y ha aumentado en 284.000 millones. El aumento del gasto público en 254.000 millones ha permitido una recuperación casi total del consumo, que desciende solamente un 0,8%. Ha sido el descenso en la inversión privada, que finalmente se ha traducido en un 18,7% con respecto al año 2007, lo que ha detraído el crecimiento económico.
Y es que las medidas de estímulo han servido para sanear el balance de las compañías americanas, que han reducido costes, han aumentado sus beneficios y acumulan ahora cantidades récord de liquidez. Pero no han servido para que empiecen a invertir.
¿Qué sucederá ahora que se cierra el grifo del gasto público? Pues a no ser que la Reserva Federal logré despertar los instintos animales del sector privado, probablemente una nueva recesión. Ojalá lo consigan, pero los japoneses llevan 25 años intentando políticas monetarias de expansión cuantitativa, y todavía están en eso, en el intento.
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