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El bálsamo Draghi

Los intereses de los bonos a dos y tres años caen a niveles de hace cinco meses. Para más información, consulte los gráficos adjuntos

El bálsamo Draghi
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Madrid- El ultimátum del presidente del BCE en la víspera –«o compra de bonos a medio plazo, o fin del euro»– sentó tan bien al Gobierno como a los tenedores de estos títulos de deuda española. El Ejecutivo verá reducido el coste de su financiación hasta a tres años (la que más cuesta al Estado, por su alto coste y corto vencimiento) y los inversores tendrán un comprador fijo para sus movimientos de desinversión y búsqueda de liquidez en el mercado secundario. No hay nada como un plan de estímulo decidido y el anuncio de un «rescate silencioso» para provocar que la liquidez vuelva a las plazas de deuda, y así fue. Pasó el 24 de julio, con aquellas palabras mágicas del italiano y volvió a suceder ayer.

Hispanofilia
Como si la máquina de imprimir de Mario Draghi hubiera empezado ya a comprar bonos españoles, el interés de las referencias de deuda nacional a dos y tres años –a las que afecta el plan del BCE, y que suponen vencimientos de más de 200.000 millones de euros antes de 2015– cayó más de un 10% en el mercado secundario (ver gráfico) para poner el broche a una jornada de alta demanda. Los inversores compraron nuestros bonos, tomaron un respiro y volvieron a comprar bajo el paraguas del prestamista de último recurso de bancos y estados europeos. De no ser por él, el euro ya no existiría.

La rebaja en los intereses fue de mayor a menor a la inversa del vencimiento de los títulos de deuda (los más tardíos fueron los que menos acusaron las declaraciones de Draghi, aunque todos registraron rebajas). En el caso de la referencia a dos años, el interés descendió hasta el 3,072%, mientras que el de la de 10 años se relajó hasta el 6,57% para reducir un 5,41% la prima de riesgo de invertir en deuda española (517,9 puntos básicos, casi 30 menos que en la víspera). Entre medias, el cupón del bono a tres años cayó hasta el 3,96%, un nivel desconocido desde el pasado 9 de abril, es decir, hace casi cinco meses.

En cualquier caso, con compras de bonos o sin ellas, resulta muy preocupante la dependencia que tiene España del BCE. Al fin y al cabo, es la institución la que está sosteniendo los balances de los bancos (lastrados por la fuga de depósitos) con su ventanilla de liquidez, y la financiación del Estado (las dos macrosubastas por más de un billón de euros no sirvieron y ahora comprará bonos para evitar la quiebra del país).

Optimismo
Antes de comer, el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso,volvió a mandar una señal de tranquilidad. Después de las palabras de Draghi, el portugués insistió en que el BCE «tiene derecho de intervenir, e intervendrá» para contrarrestar las amenazas sobre el futuro del euro.

«El BCE hará todo lo necesario para sostener el euro. Su primer mandato es la propia existencia del euro, no es sólo la estabilidad de precios, explicó Barroso. No obstante, reconoció que el BCE, «con toda la razón», no quiere dar el mensaje de que los estados pueden seguir con «políticas presupuestarias irresponsables, niveles insostenibles de deuda y falta de supervisión».

El ibex esquiva las pérdidas y gana un 0,73%

Después del «rally» de agosto, cualquiera diría que el Ibex 35 es el peor índice del Viejo Contiente, y menos después de ver su comportamiento en el inicio del nuevo curso. El selectivo sumó ayer un 0,73% al cierre de mercado y se anotó su tercera subida consecutiva, con lo que se desmarcó de las caídas generalizadas entre los principales parqués de Europa. El índice se quedó así a las puerta de reconquistar los 7.500 puntos (7.488,2 enteros) gracias a las subidas protagonizadas por Telefónica (+2,81%) e Iberdrola (+2,67%), que apuntalaron las ganancias. El Ibex llegó a repuntar más de un 1% en algunos momentos de la jornada.