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El arte del Cid y la garra de Bolívar se impusieron a la lluvia
Manuel Jesús El Cid y Luis Bolívar compartieron puerta grande el jueves en una lluviosa tarde en Manizales en la que Sebastián Castella perdió con la espada la posibilidad de tocar pelo.
Fueron ya a cámara lenta las verónicas con las que El Cid saludaba al que abrió plaza, al que quitó luego por chicuelinas. Se presagiaba lío grande y así fue. Temple, lentitud y profundidad fueron las claves de las tandas de naturales que el hispalense hilvanó al buen ejemplar de Ernesto Gutiérrez. Aunque con la diestra su labor no bajó de tono, un pinchazo previo a una estocada entera dejó su premio en una sola oreja.
De nuevo ante el cuarto cuajó El Cid una gran faena, ante un animal que aunque no fue excesivamente pronto si tuvo calidad. Saludó y quitó por verónicas y toreó con temple y desmayo por ambos pitones. Faroles y un desplante epilogaron una actuación tras la que de nuevo pincho.
Sebastián Castella perdió con la tizona la posibilidad de tocar pelo tras una buena actuación ante el segundo de la tarde, un animal que, aunque tardó, embistió siempre humillando, enjaretándole con la diestra las mejores tandas. El mansote quinto fue siempre muy suelto, le inició el francés su faena con unos cambiados en los medios, pero el animal no colaboró lo mas mínimo obligándole pronto a desistir.
Luis Bolivar fue el otro triunfador del festejo. El vallecaucano prácticamente nada pudo hacer ante su primero, que fue siempre distraído y muy pronto se rajó, marrando con las armas toricidas.
Ante el que cerró plaza ejecutó Bolívar una faena de garra y arrojo, basada en series cortas, midiendo siempre muy bien los tiempos y las distancias ante un animal que se dejó y que fue finalmente premiado con la vuelta al ruedo. Se fue el colombiano detrás de la espada y con un público totalmente entregado, consiguió arrancar las dos orejas del astado.
Plaza de toros de Manizales (Colombia). Cuarta de feria. Se lidiaron seis toros de Ernesto Gutiérrez, desiguales de presentación y nobles en general, al sexto se le dio vuelta al ruedo. El Cid, oreja en ambos; Sebastián Castella, ovación con saludos en ambos; y Luis Bolívar, silencio tras aviso y dos orejas. Tres cuartos de entrada en los tendidos.
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