Estados Unidos
Una guerra de nervios por Manuel Coma
No a tiros, sino de nervios es la guerra que Benjamin Netanyahu habría desatado contra Irán en los últimos días. Y también la habitual batalla interna de la política israelí. Habría que penetrar en las mentes del jefe de Gobierno y su ministro de Defensa Ehud Barak, antiguo presidente del laborismo, para poder llegar al fondo de la cuestión, y eso es precisamente lo que hizo el pasado 28 de octubre el príncipe de los periodistas nacionales. Nos abrió las mentes de la pareja y nos dijo que son un par de locos dispuestos a una guerra de consecuencias apocalípticas. Pero los pobres no habían dicho nada y es poco creíble que el dos veces primer ministro y el que había sido su predecesor y antes brillante jefe de las Fuerzas Armadas se hallen en tan lamentable situación mental, lo que no obsta para que la izquierda, tan implacable como en cualquier país con entornos mucho más sedados, se abalance sobre el asunto. Algunos hechos ha habido, que condimentan discretamente el guisado político. La prueba, con gran éxito, de un misil Jericó III que podría llevar una cabeza nuclear hasta Irán. Unas espectaculares maniobras de la aviación israelí en colaboración con las italianas, bombardeando en Cerdeña, con un recorrido de más de 800 km. Pero eso no es más que los progresos nuestros de cada día y enseñar un poco los dientes, nada que se salga del pentagrama. Mientras tanto el 41 por ciento de la opinión israelí (incluyendo, lo que origina alguna distorsión, el casi 20 de ciudadanos árabes) se muestra a favor de un ataque si sus autoridades lo consideran factible, mientras que el 39 son decididamente opuestos, y el 20 restante no se deciden. Llama también la atención la calma con la que se ha recibido la tormenta en los Estados Unidos, directísimamente implicados en las consecuencias de cualquier intento israelí. Parece contemplarlo como una tormenta en vaso de agua, aunque con la intensidad de un ciclón.
Sorprende también la espontánea implicación de los británicos, que dicen prepararse para la posibilidad de que dentro de un año pueda ser necesario bombardear las instalaciones nucleares de los ayatolás.
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