Málaga

La lámpara conductista

La Andalucía de los dos millones largos de parados asiste boquiabierta al despilfarro de más de sesenta millones de euros 

La Razón
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Manuel Chaves no es un genio, pero le gusta una lámpara más que a Aladino. A ocho mil euros cada una de las colocadas en el remodelado Palacio de San Telmo, sede oficial de la presidencia de la Junta de Andalucía que ahora va a disfrutar, al menos hasta marzo del 2012, José Antonio Griñán, que se hizo cargo del «chiringuito» cuando el presidente del PSOE, y su «apéndice» Zarrías, se vinieron a Madrid a disfrutar de una jubilación política anticipada con moqueta, secretarias y coches oficiales incluidos en el precio. La Andalucía de los dos millones largos de parados asiste boquiabierta al despilfarro de más de sesenta millones de euros, casi diez mil millones de pesetas, que ha costado la broma de restaurar el viejo palacio de los Montpensier para que lo usen como dependencias oficiales los muchos funcionarios y asesores del presidente de los andaluces. Esto sí que es un segundo Califato. Se imaginan los puestos de trabajo que pueden crearse con ese dineral, o la asistencia a los más necesitados que, desde luego, no son los miembros y miembras de ETA que van a recibir una ayudita de la quebrantada sanidad andaluza para una inseminación artificial a la vista de que los «vis a vis» no han dado el fruto apetecido. Hay que reconocer que los socialistas andaluces, que llevan gobernando la comunidad casi el mismo tiempo que Franco estuvo en el Pardo con la única oposición de los comunistas que se jugaron el pellejo desde el final de la guerra civil hasta la muerte en la cama de un hospital del dictador, saben muy bien vivir como «señoritos», mientras acusan a los demás de serlo. El gasto de San Telmo es, sencillamente, un escándalo del que debería ocuparse alguien que no estuviera dedicado en exclusiva a mirar las etiquetas de los trajes de unos, y buscar cadáveres de hace setenta años, pero de un solo bando, que los del otro no pueden beneficiarse de las múltiples leyes de «igualdad» promulgadas por este Gobierno. Pero seguro que nadie se pone a indagar de dónde han salido y a dónde han ido a parar, íntegramente, esos sesenta millones largos, incluidas esas bonitas lámparas de a ocho mil que, esperemos que al menos lleven bombillas de bajo consumo, esas que iba a regalar el Ministerio de Industria y de las que nunca más se supo. Había que preguntarse si era necesario ese gasto espectacular en una región castigada por el desempleo y el atraso en relación a otras muchas comunidades autónomas, por no decir todas. Es verdad que esta obra faraónica se empezó bajo el mandato de Chaves, pero se ha terminado con Griñán, que se presentará a los próximos comicios con una etiqueta de renovación aunque sea de color sepia. Y mientras salen de las arcas esos sesenta millones, se recorta en el «chocolate del loro». Por ejemplo externalizando las evaluaciones de mujeres maltratadas en la provincia de Málaga. Quienes venían haciéndolo hasta ahora han sido despedidos. Y es que en Andalucía nadie parece querer poner el microscopio. Con los Cachulis, Pantojas, Roca y demás «golferas» marbellíes es suficiente.