Murcia

Asesinas

La Razón
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No es la primera vez que escribo sobre la condición femenina en este breve espacio, y normalmente me mueve la defensa hacia el género y su todavía desigual situación social. Me mueve ahora la indignación, la extrañeza, pero sobre todo una pena honda que me cala hoy más los huesos que la lluvia, excesiva y temible, de toda España. ¿Qué mueve a una madre a asesinar a sus propios niños? Sé del desequilibrio ineluctable, de la enfermedad, la enajenación irreducible; pero más allá, más abajo, en el alma de una mujer…¿Qué fiereza amarga y enferma le palpita para que pueda matar a su hijo? En Cartagena una chica es juzgada por arrojar su bebé recién alumbrado a una papelera de un aseo; en Santomera hace unos años una mujer estranguló a sus 2 niños con el cable del teléfono móvil (demostrado que en ese momento «tenía lucidez de juicio y conciencia suficiente para conocer la gravedad de sus actos»). Una niña de 12 años acudió a la Guardia Civil para declarar que «no quiere vivir con sus padres», que «desde hace cuatro años la golpean, insultan y degradan». La niña acudió descompuesta y con heridas resultantes de los latigazos que le habían asestado sus progenitores en muslos y glúteos, con un cable de teléfono, precisamente. Recuerdo la madre adoptiva que hizo crujir el cráneo de su hijo contra la pared, el bebé lanzado contra los coches por su madre, y más casos habrá ocultos... Los hijos son un tercio de las víctimas mortales por la violencia. Aterrador.