Barcelona

(3-2) Iniesta rescata a España

Chile se lo tomó en serio al principio y España, a beneficio de inventario. Conclusión: 0-2 en el primer tiempo y el prestigio de los campeones, por los suelos, por otro choque más peligroso que amistoso. Menos mal que el fondo de armario de «La Roja» está muy por encima de la voluntad de sus contrincantes.

Los jugadores españoles, culés y madridistas, se defienden de los chilenos
Los jugadores españoles, culés y madridistas, se defienden de los chilenoslarazon

Los relevos del segundo tiempo, encabezados por Iniesta, devolvieron la credibilidad al equipo que mejor fútbol practica en el universo balompédico, cuando no está dormido, de ahí la victoria final, 3-2.

 

No influye en el juego español, para bien o para mal, que la relación de Arbeloa y Villa no sea la de antes, o que Ramos y Piqué no se feliciten las Navidades. Que va. La prueba: cuando al final Vidal se encaró con Iniesta, Arbeloa se fue a por él, Busquets defendió al madridista y Ramos a él. La Selección, unida en la pelea y las rencillas del clásico, enterradas. Bien. No obstante, los desconchones en la defensa –Javi Martínez junto a Albiol–, junto a la falta de actitud del equipo en algunos amistosos que ha disputado desde que ganó el Mundial, lo dejan a la intemperie, a merced de cualquiera que se entrega al ciento por ciento en busca de la victoria. En Suráfrica, España sufrió y venció a Chile: fue mejor. En el cantón suizo de St. Gallen, salió contemplativa y perdió hasta que Iniesta la despertó.

España arrasa en los encuentros clasificatorios para la Eurocopa de 2012; pero en los «bolos» le cuesta bajar a la tierra y le sacan los colores con facilidad. Ayer, en el primer tiempo, Chile, humilde, veloz, un equipo férreo, ruborizó.

La zaga, sin Piqué y sin Puyol, es de gruyère. El primer tanto llegó por la banda de Arbeloa, superado con un misil cruzado de Isla que Casillas no atisbó. El segundo, de Vargas, pilló desprevenido a Albiol, al resto de los zagueros, de vendimia, y a Casillas, pendiente del fusilamiento. No falló el chileno. En veinte minutos, 0-2. España, inexistente, incomparecente y ausente. Equipo estático, incapaz, embobado; sin delantera, media ni defensa; tan frágil que causaba hilaridad. Ni siquiera el penalti que le hicieron a Negredo en el 40 debe servir de excusa.

Antes del partido, Del Bosque mandó un recado a los jugadores, entre otras cosas, para zanjar la guerra interminable entre Madrid y Barça. «Defended el fútbol, que es el que os lo ha dado todo», les dijo. No discutieron entre ellos, pero tampoco se confabularon para vencer a Chile. Sólo en el segundo tiempo, después de la charla en el descanso y de los cambios de Reina por Casillas, de Pedro por Villa y de Iniesta por Alonso mejoró el aspecto de los campeones. Mas Chile, ahora en manos de Borghi, no de Bielsa, no se dejó impresionar. Continuó como en el primer tiempo, seria atrás y veloz como el rayo delante, impulsada por Valdivia y acelerada por Alexis y Vargas. Sin embargo, cuando sus hombres vieron a Iniesta en la frontal no le entraron; la distracción les costó un gol... Y la ruina. Iniesta chutó, rozó el balón en la pierna de un zaguero y la estirada de Bravo fue inútil.

Despertó España, espoleada por Iniesta. Ahora sufrían los chilenos, incómodos. Y Silva, el mejor español del primer tiempo, elevó el tono y rozó el segundo tanto. Cesc suplió entonces a Xavi y Torres, a Negredo. Mejor aún. Jugada de triralíneas de España, pase milimétrico de Iniesta a Fàbregas: empate. Ahora se veían más camisetas rojas que blancas.

Del Bosque quería más, metió a Cazorla por Villa y el malaguista provocó la expulsión de Contreras. Otra vez Chile con diez: en Suráfrica perdió a Estrada y en ambos casos, los papeles y la serenidad, producto de la impotencia. Según mejoraba el juego de España y ésta se hacía con el control del partido y dueña del balón, Chile se desesperaba. Llegó el penalti a Arbeloa, compensación del no señalado a Negredo, y Cesc en el rechace hizo el 3-2. Luego, la tangana, culés y madridistas contra chilenos. La paz se hizo.


Y Arbeloa defendió a Iniesta
La bronca con la que acabó el España-Chile confirmó que madridistas y azulgrana vuelven a «pelear» en el mismo bando. Un encontronazo de Iniesta con Vidal encendió la mecha y Arbeloa fue el primero que acudió a socorrer al futbolista del Barcelona. La trifulca fue subiendo de tono, y cuando otro jugador suramericano amenazaba con golpear a Busquets fue un madridista, Sergio Ramos, el que acudió a ayudar a su compañero de Selección. Los cuatro Madrid-Barça disputados al final del curso pasado y los dos de Supercopa, a la vuelta de vacaciones, habían enfriado las relaciones de los futbolistas de ambos conjuntos, pero ayer quedó claro que las noticias que hablaban del regreso del buen rollo eran ciertas. Cada uno defiende sus intereses con sus clubes respectivos, pero con la Selección española forman un verdadero equipo y se defienden todos a una, sin fisuras.