España
Un plan de ahorro muy cuestionado
La reducción del límite de velocidad en España de 120 a 110 km/h trajo consigo cambios en los hábitos de los conductores.
El primer punto a tener en cuenta fue la desconcentración que suponía circular a esta velocidad. «Me aburro», decía el piloto de Fórmula/1 Fernando Alonso. Y no le faltaba razón. Realizar un viaje a esa velocidad aumentaba el tiempo del trayecto, el sopor y además, el ahorro de combustible era mínimo, casi inapreciable.
El tedio de conducir a esta velocidad entrañaba riesgos como la reducción de la atención por parte de los conductores, una situación que no ha provocado más accidentes, aunque la reducción de la siniestralidad esté más relacionada con la crisis económica y la disminución de los desplazamientos por carretera. Al margen de la desconcentración general, hay que añadir que la mayoría de conductores españoles no disponen en el cuentakilómetros del vehículo del rótulo «110», ya que muchos pasan del 100 al 120.
El Gobierno pretendía ahorrar combustible y reducir las emisiones, aunque a esa velocidad, 110 km/h, los consumos se rebajan sólo algunas décimas si el mantenimiento del coche es bueno, algo que en España, y debido a la crisis económica, no pasa por su mejor momento. Incluso, algunos coches automáticos con 6,7 y 8 velocidades consumen más a 110 km/h que a 120. Si el Gobierno quería ahorrar combustible debía haber apostado por la renovación del parque automovilístico, que en España tiene una media de 10 años, y así los motores serán más eficientes, incluso a 130 km/h.
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