Sevilla

Valderas en Wonderland: por Lucas Haurie

La Razón
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La propuesta de Izquierda Unida de retener toda ayuda de la Junta a los ayuntamientos «que mantengan símbolos franquistas» está muy lejos de ser una ocurrencia inocente. Lewis Carroll nos enseñó que tanto en la corte de La Reina de Corazones como en cualquier lugar de este mundo u otro, «lo importante no es mandar sino ponerle nombre a las cosas». Si el PSOE se doblega ante este propósito, lo que dependerá de cuán cerca de Griñán lleguen las salpicaduras de la porquería de Invercaria, quedará toda la financiación municipal de la región a merced de los comisarios políticos del Partido Comunista, es decir, de la comisión de expertos en (des) memoria histórica/histérica que se implemente para decidir qué es un símbolo franquista. Lo de Alicia: el nombre de las cosas. ¿Habría que derribar todas las viviendas sociales construidas durante el desarrollismo, en cuya fachada lucen el yugo y las flechas? ¿Se derogarán las pagas extraordinarias de verano instauradas por el falangista Girón de Velasco en el Fuero del Trabajo? ¿Serán sancionados los municipios que celebren verbenas en la tercera semana de julio para festejar a la Virgen del Carmen o… al Glorioso Alzamiento? ¿Se prohibirá desfilar en Semana Santa a la Legión en Málaga o en Sevilla a la hermandad del Cristo de la Victoria y la Virgen de la Paz (fundada en 1940)? Sí o no, dependiendo de la afinidad ideológica con los alcaldes en cuestión. Hasta de los camaradas de Sánchez Gordillo se esperaba uno algo menos burdo.