Italia

«No hay muchas más reservas de uranio fisible que de gas o petróleo»

Carlo Rubbia, nacido en Italia en 1934, es físico por la Scuola Normale de Pisa. En 1961 empezó a trabajar en la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN), que dirigió entre 1989 y 1994. Fue él quien propuso adaptar el super syncro-cyclotron (acelerador de partículas) como colisionador de protones y antiprotones. Éste empezó a funcionar a principios de los ochenta con un equipo dirigido por él denominado «UA1 Collaboration», de más de cien físicos, que detectó los bosones de vector intermedio o partículas «W». En 1984 Rubbia recibió el Premio Nobel de Física. En 1990 propone el concepto de amplificador de energía o ADS como una nueva manera de producir energía nuclear. Ha sido también presidente de ENEA, principal asesor científico del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y miembro de alto nivel del Grupo sobre Energía y Cambio Climático creado por el presidente de la Comisión Europea José Manuel Durão. 

«No hay muchas más reservas de uranio fisible que de gas o petróleo»
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En la actualidad el doctor Carlo Rubbia, Premio Nobel de Física en el año 1984, es miembro de la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN) y director de uno de los «think tanks» en energía y problemas ambientales más influyentes del mundo, el Instituto para Estudios Avanzados sobre Sostenibilidad (IASS), con sede en Potsdam, Alemania. Allí Rubbia trabaja afanosamente en lo que se ha convertido en el reto de su vida, encontrar nuevas energías con las que hacer frente al problema del cambio climático y a la crisis energética. Ha viajado a Madrid a contarlo, en el marco de las Primeras Jornadas Científicas del Campus de Excelencia Internacional de Moncloa.

-¿Hasta cuándo continuaremos utilizando las energías fósiles?

-Lo primero que la humanidad tiene que entender es cómo usarlas debidamente, porque éste es necesariamente un paso intermedio. Las energías fósiles han sido un medio para el desarrollo industrial en los últimos cien años, no pueden desaparecer en este momento. Tenemos que conseguir un uso más eficiente de las mismas y encontrar el modo de utilizarlas causando el menor daño posible sobre el medio ambiente.

-¿Cómo?

-El dióxido de carbono es una consecuencia inevitable de las energías fósiles pero hay una excepción: es posible transformar metano (que constituye hasta el 90 por ciento del gas natural) en carbón blanco o hidrógeno sin emisiones, un proyecto que habíamos iniciado en Madrid y en el que estamos trabajando en el Instituto para Estudios Avanzados sobre Sostenibilidad, en Potsdam.

-¿Pero parte del problema no es que estamos acabando con los recursos?

-Por supuesto, la vida de las energías fósiles es limitada. Estamos quemando cada año el equivalente a lo que ha tardado mil años en acumularse en la tierra. Si seguimos por este camino, en menos de setenta años vamos a agotar las reservas.

-Y entonces, ¿qué se podrá hacer?

-Hay dos soluciones posibles. Una es utilizar la energía solar. El Sol está ahí, así que esta fuente energética la vamos a tener siempre. Pero hay que mejorarla. Por dar una cifra, la energía que recibe la Tierra procedente del Sol es cien mil veces la cantidad de energía primaria que consumimos. La segunda, emplear la energía nuclear, pero ¡no la procedente del uranio! La energía nuclear a partir de uranio no va a durar más que las energías fósiles, ya que las expectativas que tenemos en la actualidad en cuanto a las reservas son similares. En el mundo no hay muchas más reservas de uranio fisible (susceptible de fisión) que de gas o de petróleo.

-¿Está hablando de un nuevo tipo de energía?

-En efecto, para cuando las reservas de gas y petróleo se acaben necesitaremos la energía nuclear y la solar. Aunque en el futuro no serán iguales que las que usamos en la actualidad, serán mejores y más eficientes. Pero para eso necesitamos más investigación y desarrollo. Sólo de este modo podremos cambiar las cosas.

-¿Tiene alguna idea sobre cómo mejorarlas?

-Una alternativa para la energía nuclear sería usar torio en vez de uranio. Por varias razones: es alrededor de cinco veces más abundante que el uranio y necesita doscientas veces menos combustible. Además, para obtener mil megavatios de electricidad al año se requieren tres millones quinientas mil toneladas de petróleo; para producirlos con energía nuclear, se necesitan doscientas toneladas de uranio, mientras que si se usa torio, sólo se utiliza una tonelada. Y todavía más, con torio no se pueden ni construir bombas ni crear nuevos Chernobyl. Además, el torio genera menos residuos y éstos desaparecen antes, en unos pocos cientos de años, mientras que con el uranio esto no pasa hasta que transcurren millones de años.