Marina Rossell: «Ni muriéndose hay que decir adiós»

–«Marina Rossell canta a Moustaki». ¿Lo hace porque le ama, porque...?
–Porque le amo. Es una promesa que le hice y la he cumplido.

–Compuso para la Piaf «Milord». ¿Cuál de sus canciones le gustaría que hubiera hecho para usted?
–«En Méditerranée». Es una canción del Mediterráneo dolorido.

–El año pasado, Moustaki anunció que dejaba de cantar por problemas respiratorios. ¿Qué tal respira usted?
–Bien. La respiración de uno depende de los que te rodean. Hay gente que no deja respirar. Y no lo digo sólo por los malos humos.

–Usted fumaba...
–Y dejé de fumar. Moustaki tiene un enfisema por el tabaco. Ahora está con la botella de oxígeno.

–Ha grabado con Montserrat Caballé, Aute, Poveda, Pedro Guerra... ¿A cuál de ellos le pediría dinero en un apuro?
–A ninguno. Les pediría que me dejaran cantar con ellos otra vez, participar en sus conciertos, trabajo.

–Adora a Serrat y a Peret. ¿Diría que es una catalana aflamencada?
–Diría que soy mediterránea: ahí está la cantante y la cantaora.

–Canta «Le métèque». ¿Se siente»métèque»?
– «Métèque» es el sin papeles, el apátrida. Siento empatía por el «métèque».

–«Mi libertad». Dijo alguien que el amor nos hace esclavos. ¿No hay que amar para ser libre?
–Yo creo que el amor te hace libre. Te da la razón de vivir.

–«Mi soledad». ¿Qué hace sólo cuando está sola?
–Nadar, «footing». La primera vez que visito una ciudad me gusta ir sola.

–«Baila». ¿Suelto o agarrado?
–De las dos formas. No soy bailona, pero me gusta bailar. El baile te eleva, te desprende de la gravedad de la tierra.

–«Los amores terminan un día». ¿A usted le cuesta decir adiós?
–Ni muriéndose hay que decir adiós. Yo siempre digo hasta pronto, siempre anhelo otro encuentro.
–Canta a la revolución permanente en «Sin nombrarla». ¿Qué considera que hoy es revolucionario?
–Decir en voz alta lo que se piensa y lo que se siente. No siempre van juntas las dos cosas.

–Porque a veces es difícil ponerlas de acuerdo...