Cataluña

La culpa del chá-chá-chá por Toni Bolaño

La Razón
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Los consellers Andreu Mas-Colell y Josep Lluís Cleries comparecieron en el Parlament para explicar los impagos de la Generalitat, que han dejado al pairo a más de 7.000 empresas del tercer sector, a más de cien mil trabajadores sin poder percibir su salario y a un buen número de hospitales sin saber cómo podrán capear los próximos meses, porque tampoco han cobrado.
Se esperaba con interés la comparecencia. Se esperaba, en definitiva, que anunciaran calendario de pagos. Pues, no. Ni Mas-Colell ni Cleries concretaron nada de nada. Ninguno de los dos abrió una puerta a la esperanza, en muchos casos supervivencia, de los afectados. Es más, el conseller de Economía lo dijo clarito, clarito: «Los impagos se pueden repetir». Y se quedó tan ancho.
A falta de soluciones, los consellers se han afanado en buscar culpabilidades siguiendo la senda de Gabinete Caligari. «La culpa fue del chá-cha-chá» arrasó en el verano de 1989. Y 23 años después, Mas-Colell y Cleries arrasan con «La culpa es de Madrid».
Oriol Pujol también tiene su propio single de esta versión, ese que dice que la culpa de todo es del «españolismo intransigente» para justificar sus vergüenzas personales –en el caso de trama de las ITV- y las colectivas de CDC –en el caso del expolio del Palau de la Música–.
No se crean, ambos éxitos discográficos –a pesar del tiempo transcurrido– se sitúan en el mismo escenario: la Movida Madrileña. Cleries considera que «el Estado asfixia a Cataluña», lo que parece justificar que Cataluña asfixie a las empresas –catalanas– y trabajadores –catalanes– que prestan sus servicios a miles de ciudadanos –catalanes– que no pueden valerse por sí mismos.
Realmente, me pregunto para qué fueron al Parlament. Los afectados querían respuestas. No las han tenido. Sólo oyeron, una vez más, la canción del verano del nacionalismo catalán, «La culpa es de Madrid», una cantinela que cada vez se asemeja más a lo que decían los críticos sobre el chá-cha-chá de los Caligari: «Es un himno cutre y casposo por su reiteración, con sus referencias absurdas y su rotunda horterada». Siendo cierto el problema de la financiación de Cataluña, la actitud de la Generalitat de sacarse las pulgas de encima sin asumir responsabilidades ni dar soluciones lo sitúa como una mera excusa de mal pagador. Como decían los Caligari: «La culpa fue del chá-cha-chá, que me volvió un caradura por la más pura casualidad».