Londres
Brown se irá antes de septiembre
El «premier» dirigirá el Partido Laborista hasta verano, pero asume que no liderará una eventual coalición de izquierdas.
Gordon Brown anunció ayer que no seguirá más allá del verano al frente de su formación. El todavía «premier» no hizo otra cosa que ofrecer su propia cabeza en una bandeja de plata a Nick Clegg para que las conversaciones entre los liberal-demócratas y los laboristas puedan llegar a buen puerto.El escocés sabía que él era el mayor obstáculo para que estas negociaciones fueran posibles y decidió quitarse de en medio. Esperó una década para mudarse a Downing Street y durante los últimos tres años defendió su puesto ante innumerables revueltas internas. Estaba claro que a Brown le gustaba el poder, pero finalmente ha escuchado los consejos de su círculo más cercano de que sólo con su partida se podría impedir que los «tories» volvieran a formar Gobierno.Los conservadores reaccionaron con rapidez a la jugada. Nada más conocerse la noticia, ofrecieron a Clegg un Gobierno de coalición y, lo más importante, un referéndum del sistema electoral. Hasta entonces, los de David Cameron se habían negado a claudicar en este punto. De hecho, la oferta que habían dado al equipo negociador de los liberales por la mañana para que éstos se la presentaran al resto del partido negaba cualquier concesión. Sin embargo, cuando se percataron de que el «tercer hombre» podía acabar en los brazos del enemigo cambiaron de idea. «Estamos dispuestos a hacer un esfuerzo extra», manifestó el dirigente «tory» William Hague.Después de que los conservadores no consiguieran mayoría absoluta en las elecciones del jueves, Clegg comenzó a negociar con ellos en busca de pactos que garantizaran un Gobierno estable. Tras numerosos encuentros, anoche las formaciones políticas aún no habían llegado a ningún pacto. Pero la promesa de convocar un referéndum a última hora cambiaba mucho las cosas. La situación para el líder liberaldemócrata no es fácil. Por una parte, sabe que ideológicamente está más próximo a los laboristas. Por diferencias personales y porque consideraba que los británicos no le querían en el número 10, se negó a pactar con Brown. Pero con su futura dimisión, el partido le ofrece ahora más garantías.Por otra, sabe que los conservadores han sido la formación más votada y con más escaños y, aunque sus políticas eran opuestas, ahora le garantizan lo que durante años ha perseguido su partido. Todo un dilema.De momento, no se ha cerrado las puertas a nada y ayer autorizó a su formación a comenzar inmediatamente negociaciones formales con los laboristas, después de encuentros secretos para la Prensa a lo largo del fin de semana.Si llegaran a un acuerdo, Brown prometió ayer que sólo seguiría como primer ministro hasta garantizar la consolidación de la recuperación económica y el inicio de un proceso de reformas políticas en el que se incluye la revisión del sistema electoral para ofrecer un modelo más representativo. En cualquier caso, no sería más tarde de septiembre, cuando tiene lugar el congreso anual laborista y donde él ya no tomará parte activa.Para entonces, el partido debería haber elegido un nuevo líder y es aquí cuando se plantea un asunto clave: si finalmente fuera posible una coalición entre liberales y laboristas, los británicos tendrían, por segunda vez consecutiva, un primer ministro que no ha sido elegido en elecciones generales. El responsable de Exteriores, David Miliband; el de Interior, Alan Jonson; y el Educación, Ed Balls, se postulan como favoritos para la sucesión.El sistema de las islas es parlamentario y no presidencialista, por lo tanto, los inquilinos de Downing Street se pueden pasar el testigo sin necesidad de comicios, como ya pasó en 2007, cuando Tony Blair le delegó la responsabilidad a Brown para que éste pasara al frente del Gobierno. A pesar de que el líder liberal-demócrata siempre dijo que no quería formar parte de una «coalición de perdedores», con la ausencia de Brown el panorama cambia. Es cierto que los trece años de laborismo pesan y que al partido se le ve cansado, pero, si emerge un nuevo líder carismático acompañado de caras nuevas, la situación podría ser diferente. Aunque aún así no sumarían los 326 escaños necesarios para la mayoría absoluta y tendrían que pactar también con nacionalistas galeses y escoceses. En cualquier caso, Clegg no ha descartado ni mucho menos seguir negociando con los «tories». Aunque su disponibilidad para hablar con los laboristas preocupa enormemente a Cameron. El líder conservador se reunió ayer también con su grupo para explicarles cuál era la situación. El anuncio de Brown generó tensión. El etoniano se postulaba hace tan sólo seis meses como claro favorito para convertirse en «premier» británico, pero ahora ya nada se puede dar por sentado.
3 Escenarios1/Cameron en minorían Los conservadores no llegan a pacto con los liberal-demócratas y deciden gobernar en minoría con ayudas puntuales de los unionistas de Irlanda del Norte.2/«Tories» y Liberalesn David Cameron y Nick Clegg llegan a un acuerdo, bien para formar un Gobierno de coalición, bien para llegar a pactos específicos sobre las políticas más prioritarias. 3/Alianza anticonservadoran Los liberales y los laboristas se alían. Para conseguir mayoría absoluta negocian también con los nacionalistas escoceses y galeses. Los laboristas eligen a un nuevo líder en septiembre y los británicos tienen, por segunda vez consecutiva, un primer ministro que no ha sido elegido en las urnas.
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