España

Salamanca recupera la ribera del Tormes

La modernización de su sistema de recogida de basuras le ha valido el galardón «escoba de platino». La capital prepara para el aniversario de su Universidad en 2018 la revitalización del río como zona de ocio y nexo integrador de la urbe y el campus 

El perro fue arrojado a las aguas del río Tormes
El perro fue arrojado a las aguas del río Tormeslarazon

La Unesco reconoció a Salamanca en 1988 como lo que es, una ciudad patrimonio. Desde Fray Luis de León hasta Miguel de Unamuno, los pétreos ojos más buscados en la fachada de la Universidad han visto desfilar sin descanso a miles de estudiosos o aguerridos aspirantes y, desde que se inventó aquello del turismo de masas, a millones de personas de todo el mundo, que recorren las calles cargadas de monumentos y de olor a historia.
Para quien tiene la obligación de cuidar y mantener ese patrimonio universal que trasciende los límites del Tormes, es fundamental la partida medioambiental o «mantener la ciudad como los chorros del oro», en palabras de Emilio Arroita, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Salamanca, una administración que no pierde de vista que la principal industria de aquí es el turismo. Para ello, elaboran periódicamente un manual de conducta, la agenda local 21; una hoja de ruta que recoge algo más que las buenas intenciones del equipo de Gobierno; incluye la valoración de los ciudadanos del estado de la ciudad. En ella se destacan servicios como el de recogida de basuras, cuya modernización les ha supuesto el galardón «escoba de platino 2010» otorgado por la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos y Medio Ambiente.
El grupo FCC, encargado de la recogida de residuos sólidos urbanos y la limpieza urbana (entre otras, como la gestión integral del agua y de los apracamientos de superficie y grúa o el mobiliario urbano), cuenta con una flota de 120 vehículos propulsados por gas natural comprimido, de carga lateral, menos en aquellas zonas del centro donde los contenedores están soterrados. Estas mejoras han supuesto un aumento cualitativo en la recogida selectiva, según información consistorial, aunque reconocen que donde más flojos están es en el «volumen de vidrio». Sólo un dato, hasta ochenta mil personas usan los cuatro puntos limpios municipales; en un centro urbano de 155.000 habitantes. Una buena señal de que las acciones de información y concienciación ecológica funcionan y de que los ciudadanos somos co-responsables de mejorar la calidad de vida en las metrópolis que habitamos.
Y para que la ciudad, cuna del saber universitario en España, siga oliendo sólo a historia está previsto que entre en funcionamiento para 2011 un novedoso túnel de lavado de contenedores en el antiguo vertedero de la ciudad, que se encuentra en la última fase del proceso de sellado.
Una de las vistas más emblemáticas de Salamanca es la panorámica desde el Tormes con la catedral inundando el perfil de la foto. De hecho, la recuperación del río ha sido y es una de las prioridades de Ayuntamiento y Junta. Se acaba de aprobar el segundo Plan de Recuperación de la Ribera del Tormes, en este caso concreto, a su paso por el municipio vecino de Villamayor. Las tres administraciones, la Confederación Hidrográfica del Duero, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento, se comprometieron ya en un primer plan a adoptar medidas para mejorar la accesibilidad de los ciudadanos de Salamanca tanto al Tormes como a su segundo río, el Zurguén. Se llevaron a cabo acciones como el desbroce de la vegetación, la eliminación de las islas formadas por la acumulación de tierra, y un lavado de cara a algunos de los parques de la zona.

Agua: hilo conductor
Esta segunda fase cuenta, sólo para la provincia de Salamanca, con un presupuesto de 9,5 millones de euros y se solapa con los programas que ya se perfilan para 2018, cuando la Universidad celebre su octavo centenario. «La intención es que el río no sea una frontera, sino que se integre en la ciudad», comenta Arroita. O sea que una todos los campus que se concentran en los márgenes fluviales. Una gran zona de ocio, con áreas deportivas como la de Aldehuela y adaptadas al paseo es lo que resume los deseos de la Administración salmantina.
El agua potable llega hasta cada hogar de Salamanca desde Azud de Villangozalo, a unos 20 km de la capital. Tras el proceso de tratamiento, que incluye el desbaste, la decantación, el filtrado y la esterilización, el líquido atraviesa 310 km de tuberías hasta cada rincón con una media de distribución de más de 58.000 litros diarios. La depuración de las aguas tanto de la ciudad del Tormes como de varios municipios vecinos van a parar a la misma depuradora, en funcionamiento desde 2003 y que cuenta con un línea de fangos con la que «se consigue aprovechar el biogás producido durante la digestión», según informes de Aqualia, la gestora del ciclo integral del agua en la ciudad. La calidad del suministro se controla en la misma estación de tratamiento que realiza cada año una media de 3.900 análisis y dispone de una web (www.aqualia.es/salamanca) para aclarar las dudas de los ciudadanos.
Otro de los proyectos que se están poniendo en marcha es el de control de la contaminación del aire. Para 2013 y con una inversión de 2,5 millones de euros, un nutrido grupo de sensores, en los que se está trabajando, controlarán la concentración de elementos contaminantes en aire que ayudarán desde un centro de control a descongestionar el tráfico en aquellas áreas que lo necesiten. Además, en una ciudad universitaria, la lucha contra los ruidos es una constante en la que estudiantes y vecinos son los protagonistas. Los tradicionales sistemas informativos y de sanciones están variando el perfil de la contaminación, trasladando las denuncias de los locales públicos (que antes aglutinaban el 70 por ciento de las multas) a pisos estudiantiles. Un avance en el que sobresale el compromiso mantenido por los empresarios hosteleros.
La crisis se nota en todo, también en las partidas medioambientales. Desde la Administración Pública, los primeros servicios que se pagan son los de primer orden, cuya titularidad está en manos de contratas. Esto se traduce en que otras iniciativas como el préstamo de bicicletas para disfrutar de esos 20 km de carril-bici habilitados en los últimos años sufren retrasos y esperan tiempos mejores para salir adelante.