Sin errores

Mariano Rajoy es ya presidente del Gobierno. Enhorabuena. No ha sido fácil la travesía para este gallego de Pontevedra acostumbrado a sufrir más que a disfrutar. Tampoco será cómodo su trabajo a partir de ahora. Todo el mundo en España es consciente de que tiene ante sí una tarea de titanes, la peor situación vivida por nuestro país en su historia reciente, un escenario envenenado en el que lo peor es la economía, pero existiendo otros factores de riesgo nada despreciables, entre ellos el tema de ETA y el problema territorial.
Rajoy ha salido elegido por una mayoría de 187 votos, una de las más holgadas de la democracia española. Algo que es importante aunque a efectos prácticos venga a dar igual, pues lo relevante de verdad va a ser la gestión a realizar en los próximos meses.
Supera el nuevo presidente un debate de investidura en el que ha vuelto a dar muestras de su capacidad como orador, haciendo un discurso serio muy centrado, el que era necesario en un momento como el actual. Su llamada a la concordia entre los españoles, reivindicando el espíritu de su discurso del 20-N, no ha pasado desapercibido para nadie, sobre todo después de estos ocho años en los que se jugó a dividir y a aplicar unas políticas sectarias que tanto han perjudicado la convivencia. Rajoy culminó ayer la sesión de investidura con una intervención en la que destacó su respuesta a los representantes de Amaiur. Ante la actitud de desafío de Iñaki Antigüedad, antiguo militante batasuno, el ahora jefe del Ejecutivo le tuvo que recordar que ni él ni los españoles le deben nada a los diputados proetarras. Algo evidente que no sería necesario remarcar, pero que cobra relevancia en el actual escenario en el que parece como si la democracia española estuviera en deuda con ETA, por el hecho simple de que los terroristas hayan decidido dejar de matar.
Rajoy estuvo bien y ha superado los obstáculos sin cometer errores, dando muestras de que tenemos un presidente del Gobierno que conoce bien vericuetos del Estado y sabe lo que se trae entre manos.