Moscú

Mas y Duran evidencian su desacuerdo total sobre la independencia

El líder de Unió rompe su silencio puertas adentro de su partido para alertar de que la secesión es decir adiós a la UE. Mas le exige que se «ahorre» sus alarmas

Fotografía facilitada por la Generalitat de Cataluña de su presidente, Artur Mas, durante las declaraciones que ha realizado hoy a la prensa en Moscú
Fotografía facilitada por la Generalitat de Cataluña de su presidente, Artur Mas, durante las declaraciones que ha realizado hoy a la prensa en Moscúlarazon

BARCELONA-Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida se habían conjurado para ocultar sus diferencias sobre la independencia hasta las elecciones del 25 de noviembre, pero las contradicciones han aparecido finalmente. Duran se ha mordido la lengua todo lo que ha podido para no perjudicar la campaña del candidato Mas; ha limitado sus entrevistas en los medios de comunicación y ha dado la instrucción a su partido de no polemizar en público con Convergència. Pero que el líder de Unió no quiera perjudicar la carrera electoral de Mas no significa que esté dispuesto a llevar a engaño a la gente ni tampoco a convertir a su partido en el vendedor de esa quimera en la que la Cataluña independiente formaría parte de la UE. Nada de eso: la Cataluña independiente quedaría excluida de la UE y así lo hizo subrayar en la última reunión del consejo nacional de Unió, según informó ayer «El País».

Ni Duran ni su mano derecha en Madrid, Josep Sánchez Llibre, estuvieron presentes en ese cónclave. Aún convaleciente de una operación de menisco, el líder de Unió hizo llegar una carta al secretario general, Josep Maria Pelegrí, para que diera lectura de sus conclusiones: «El veto existe en la UE, no puedo negarlo, no puedo engañar a la gente». Duran, un hombre con experiencia y con fluidas relaciones internacionales, es muy consciente de que Convergència está construyendo castillos en el aire con una Cataluña asociada a los Veintisiete, pero está atrapado en un dilema: decir la verdad sin rebajar la ola soberanista que propulse la mayoría absoluta de CiU el 25-N.

«Somos confederalistas», repiten una y otra vez dirigentes de Unió para no echar más gasolina al fuego que ya se ha declarado en la federación nacionalista. Mas lo atizó ayer desde Moscú (Rusia), donde se encuentra de viaje: «Quien quiera presumir de que sabe lo que pasará con Cataluña y la Unión Europea se lo puede ahorrar por una razón muy sencilla: no existen precedentes y, además, se puede equivocar». Dicho esto, el líder convergente trató de resolver las diferencias emplazando a sus socios al programa electoral de CiU, que incluye, le recordó a Duran, «el derecho a decidir, la celebración de una consulta y un Estado propio para Cataluña dentro de la UE».

Los dirigentes de Unió, sin embargo, consideran que ni una de las líneas del programa contraviene su propuesta confederalista para superar el modelo autonómico sin llegar a la independencia, un objetivo con el que sólo se identifica una minoría de Unió –cifrada en un 20 por ciento– que, en todo caso, no representa a la cúpula del partido.

Duran acepta que la Generalitat promueva una consulta. No tiene inconveniente en ello, pero sí lo tiene en la pregunta que debe formularse. Mas es partidario de plantear a los ciudadanos si quieren que Cataluña sea un nuevo estado de la Unión Europea, un interrogante que el líder de Unió ha evitado comentar para no abrir otra polémica.

Mas encendió las alarmas en Unió Democràtica cuando aseguró que pensaba hacer la consulta sobre la autodeterminación con o sin cobertura legal. Duran no está de acuerdo con este planteamiento; por eso, cuando el líder convergente ha asegurado que buscar algún tipo de amparo al abrigo del Tribunal Internacional, Duran ha querido agarrarse a él como clavo ardiendo. El líder de Unió acepta hablar de Estado propio porque ya existen precedentes de Estados no independientes, pero en ningún caso piensa dar pábulo a las ensoñaciones de la Cataluña independiente. «No somos un grupo de friquis. Somos y queremos seguir siendo Unió Democràtica».

El problema de la Diada
Al líder de Unió ya le costó mucho sumarse a la manifestación independentista de la Diada. Nadie de su partido pensaba acudir, pero a la vista de que iba a ser multitudinaria gracias a la extraordinaria ayuda de la Generalitat –que la azuzó durante todo el verano junto a los medios públicos–, optó por que su formación acudiera a la marcha detrás de una «senyera». En principio no iba a acudir personalmente porque ese día había sesión en el Congreso, pero finalmente optó por asistir para que nadie le acusara de quedar en fuera de juego. Desde el verano, Duran ha hecho muchas concesiones a Mas para demostrarle su lealtad, pero el líder de Unió parece haber llegado al límite.

Conscientes de que falta poco para el 25-N, dirigentes de Unió aseguran que van a dar un «apoyo total» a Mas para que no existan dudas sobre el proyecto común. Pero lo único que van a conseguir, en el mejor de los casos, es aplazar una contradicción muy difícil de disimular. Los convergentes quieren que Cataluña sea un país equivalente a Dinamarca o a Holanda; los socialcristianos no están por la ruptura. Mas y Duran no tienen otro remedio que reunirse en breve.