Barcelona
Universitarios de la Logse por José CLEMENTE
Cerca de dos mil universitarios murcianos, de una comunidad cercana a los cincuenta mil entre las tres universidades de la Región, se manifestaron ayer por las calles de la capital sin saber muy bien el por qué lo hacían, si en apoyo del personal docente ante el temor a posibles recortes, en solidaridad con los bedeles y los «seguratas» de esos centros superiores o, por el incremento de la ratio de alumnos por clase para el próximo curso. También desconocemos si dicha protesta se debía a la ausencia de barras con sombrillas de «Estrella de Levante» por los respectivos campus universitarios ahora que ha llegado la primavera, o en apoyo al rector y sus equipos directivos que no cesan de perder alumnado, que prefiere la sombra fresca en el bar de la universidad a muchas clases y esforzados repasos ante la recta final del curso en la que nos encontramos. Pocos eran los que de verdad conocían las causas de la protesta, y esta es la primera cuestión en la que me detendré. Nuestro sistema educativo, el de todos esos jóvenes a los que me refiero -y no precisamente en tono burlesco, sino de pena-, no es otro que el de la Logse, fuente de formación en la que bebieron a su paso por la enseñanza primaria y secundaria y, más grave aún si cabe, a su paso por los cursos de bachillerato, de la que son consecuencia directa de esa tan conocida como nefasta Ley, posiblemente, la peor del sistema educativo no sólo de España, sino del mundo entero.
La Logse fue mala porque vació de sentido crítico al universitario que creció con ella los primeros años de su formación e ingresó después en las universidades sin apenas haberla hecho madurar. Ese sentido crítico por las cosas, la tolerancia como forma de respeto y el conocimiento más allá de «Google» reside en los centros educativos, muchos de los cuales han renunciado a su verdadera función por una enseñanza que plantea la igualdad de oportunidades y su carácter político como la panacea del mejor sistema posible.
Pues tampoco son ciertas tales premisas. En primer lugar la Logse sustituyó a la Ley General de Educación (LOE) promulgada en 1970, y lo hacía porque su misión principal era despolitizar una educación supuestamente franquista. La segunda premisa también resultaría falsa en cierta medida, pues no logró instalar la igualdad de oportunidades, sino que allanó el camino para los universitarios procedentes de centros superiores privados, que gozaron de mayores oportunidades y más conocimiento. Todo lo que en buena medida trajo la Logse se ha comprobado erróneo o equivocado para la formación futura de los jóvenes, que en lo único que aprendieron fue en faltar a la autoridad docente, en las agresiones a chicas de otros países vecinos y en una carencia de conocimientos verdaderamente alarmante. Los chicos de ayer protestaban porque muchos otros lo hacían, no porque tuvieran el criterio formado de su protesta. Son las nuevas hornadas de alumnos de la Logse, gente sin capacidad de pensar por sí misma pero fácil de arrastrar por la masa, una gente desinformada, repetidora hasta los 26 años, como algunos de los dirigentes de las protestas de Valencia, Madrid o Barcelona y que, ahora en Murcia, se hacen llamar Comité de Resistencia en Defensa de la Universidad. Los que acompañan a la UGT y saldrán a la calle el próximo 22.
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