Lenguaje
García Yebra: puro humanismo
Traductor de latín y de griego. Pero también de francés, alemán, inglés y portugués. Valentín García Yebra, catedrático, profesor en la universidad, miembro de la Real Academia Española y una de las presencias más respetadas y queridas de esta institución, falleció ayer a los 93 años. Su pérdida se ha sentido mucho. Su nombre representaba al humanista puro
Al hombre que cree en los viejos valores de la dedicación, el trabajo y el estudio. «Escasean personas de estas características, con esta formación tan extraordinaria». José Manuel Blecua, compañero suyo en la RAE, evoca al amigo. Lo conoció en un congreso sin saber que aquel encuentro se convertiría después en una estrecha y rica amistad que se prolongaría en el tiempo. «Es una verdadera lástima –comenta Blecua–. Un humanista completo. Fue profesor durante toda su vida en institutos y después en la Complutense. Tradujo la "Metafísica", de Aristóteles, que es mucho, y ha trabajado con asiduidad en los problemas de la lengua española. Era un traductor excelente, ocupándose de diferentes puntos teóricos de las traducciones. Además, era asesor lingüístico de la Agencia Efe, se esforzaba a diario en difundir los problemas cotidianos del español, se interesó también en la dialectología leonesa y fue uno de los fundadores de la editorial Gredos».
Uno de los grandes eruditos
Blecua intercala una pausa. Reflexiona. Después, sopesando las palabras, resume: «Es muy difícil encontrar una vida que haya sido tan extensa y larga, y a la vez tan fructífera». Valentín García Yebra nació el 28 de abril de 1917 en Lombillo de los Barrios, una localidad de la comarca leonesa del Bierzo. Y durante toda su vida alternó la enseñanza con sus estudios.
«Era un sabio de las etimologías», asegura Luis Mateo Díez, quien lo ha definido como «uno de los grandes eruditos que ha habido en España en lo referente a las lenguas clásicas» y «sin duda un conocedor exhaustivo» de los autores clásicos, informa Efe.
García yebra fue Premio Nacional de Traducción en 1998 por el conjunto de su obra. Parte de esa larga trayectoria profesional la reflejó en «Experiencias de un traductor» (Gredos). Entre sus trabajos sobresalen «Medea», de Séneca; «De Amicitia», de Cicerón y «La guerra de las Galias», de Julio César. Pero también vertió al español «Teoría de la literatura», de V. M. Aguiar e Silva; «La religiosidad popular en la Alta Edad Media», de Giordano y «Virgilio, padre de Occidente», de Theodor Haecker. Además, a lo largo de su trayectoria recibió el premio Nacional de Traducción de Bélgica por la versión que hizo de «Literatura del siglo XX y cristianismo», de Charles Moeller. «Era un amigo leal que se ha hecho la vida con un extraordinario esfuerzo –ha explicado Blecua–. Y eso lo quería ver reflejado en los demás, en la manera de enfocar la existencia. Sobre todo la lealtad».
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