Cruel y convulsa Edad Media

Alo grande y sin reparar en gastos, como casi todo lo que lleva el marchamo de los hermanos Ridley y el recientemente fallecido Tony Scott. Así se puede definir «Un mundo sin fin», la secuela de «Los pilares de la tierra» que hoy estrena Cuatro en horario «prime time». Esta miniserie de ocho capítulos contó con un presupuesto de 46 millones de dólares –una cifra nada desdeñable para una producción de televisión–, para recrear el paisaje y el paisanaje de una de las épocas más convulsas de la historia: la Edad Media... según Ken Follet, claro está, que bendijo rápidamente el proyecto en la seguridad de que su potencial éxito le daría una segunda vida a la novela.

Factura cinematográfica
Concebida como un proyecto de factura cinematográfica más que televisiva –una tendencia que se está empezando a asentar con firmeza en Estados Unidos con series como «Roma» o «Érase una vez– , el máximo responsable del proyecto es Michael Caton-Jones, director de «Rob Roy», una cinta épica interpretada por Liam Neeson. El reparto también fue reclutado en Hollywood con actores que, aunque no gozan de mucha fama, sí tienen prestigio en la industria. Entre los nombres propios de la producción, el más destacable es el de Miranda Richardson, una actriz británica que logró dos nominaciones al Oscar por «Tom & Viv» y «Herida». También aparecen Ben Chaplin («La delgada línea roja», «Lo que queda del día») y Rupert Evans («Ágora»).

«Un mundo sin fin» transcurre dos siglos después de la construcción de la catedral de Kingsbridge, la fuerza motriz argumental de «Los pilares de la tierra». En la trama abundan la ambición y la crueldad, ejercidas con determinación y sin escrúpulos por el poder, aunque como contrapeso están la pareja protagonista, los jóvenes Caris y Merthin, que quieren un futuro más próspero para su comunidad. Evidentemente, además de los turbios manejos de los poderosos, el contexto histórico no es demasiado propicio para una existencia plácida. La Inglaterra del siglo XIV quizá no sea el mejor sitio para vivir, ya que el país se encuentra al borde de una guerra con Francia, que durará dos siglos, y de una terrible plaga, la peste negra, que se extenderá de manera fulminante por el viejo continente, exterminando a una tercera parte de la población de Europa.

El estreno de la serie en España es casi simultáneo a su debut en Estados Unidos, previsto para el pasado 17 de octubre. Unos de los primeros países donde se ha emitido la serie fue en Canadá y, a pesar de su potencial, no logró unos notables índices de audiencia.

¿Qué puede esperar el espectador de «Un mundo sin fin»? Evidentemente una producción con una ambientación muy esmerada, en la que se han cuidado los efectos visuales, unas sólidas interpretaciones –aunque también es cierto que Caton-Jones ha desaprovechado en algunas escenas a Miranda Richardson y Ben Chaplin– y un guión con algunas lagunas. Entre la crítica especializada, no faltan los que aseguran que uno de sus principales fallos es que no es fiel al original, ya que se han suprimido algunas escenas que son claves en el libro, al igual que personajes que tenían una especial relevancia. Ahora será el espectador español el que decida a través de su mando si esta adaptación merece estar entre las mejores de su género o si, por el contrario, invita a la decepción.

El regreso de Cynthia Nixon
Tras el estratosférico éxito de «Sexo en Nueva York», «Un mundo sin fin» significa el regreso por la puerta grande de Cynthia Nixon a la televisión. Ganadora de un premio Tony de Teatro y de un Emmy, a la actriz no le faltaron proyectos tras el fin de la serie protagonizada por Sarah Jessica Parker, entre ellos televisivos, aunque ninguno cuajó. Tuvo una aparición esporádica en algunas series y su participación en «Con C mayúscula» tampoco dejó satisfecha ni a la audiencia ni a la crítica. Aunque es más conocida por sus apariciones en comedias, Cynthia Nixon es una actriz con un amplio y reconocido registro dramático.