Rodaje

Radiografía de los vinos españoles

El director del documental se ha implicado totalmente en el proyecto
El director del documental se ha implicado totalmente en el proyectolarazon

Hay una expresión que dice: «La viña y el potro, que los críe otro», porque madurar un vino hasta que se haga viejo y aceptable requiere mucho, mucho tiempo. No se puede producir sin más, hay que persistir años para lograrlo: «Ha llevado al menos ocho generaciones de mi familia llegar hasta aquí», sentencia Javier Hidalgo, propietario de Bodega Hidalgo La Gitana, durante su intervención en el documental producido por Elías Querejeta, «Las catedrales del vino», que se emitirá en Canal Sur y ETB. Y es justo eso, el duro trabajo del bodeguero, desde el nacimiento de los primeros brotes hasta la poda en invierno, lo que ha plasmado Eterio Ortega, director del filme «Asesinato en febrero», que relata el drama etarra. En cuerpo y almaEl director ha escogido para la cinta dos de las cunas fundamentales del vino: La Rioja y Jerez, «dos zonas que tienen procesos de elaboración y paisajes diferentes con una producción mundial inmensa», afirma Ortega, quien reconoce que lo que le llevó a realizar este filme es beber: «La pasión de los bodegueros». Éstos son, entre otros, Pilar Plá (Bodega Maestro Sierra de Jerez) y Francisco Hurtado de Amézaga (Bodega Herederos Marqués de Riscal), que recuerda que lo complicado de este trabajo es que «estamos obligados a buscar en la uva las cualidades necesarias para que luego ese vino tenga la altura que debe tener». De ahí que la incursión de famosos en el planeta vitivinícola, entre ellos Antonio Banderas, la observe sólo como una labor comercial, ya que «no es fácil para alguien que nunca se ha dedicado a esto. Quien elabora un vino se dedica a ello en cuerpo y alma».Eterio Ortega cuenta que es bebedor de vino «y, ahora, más. He descubierto cada etiqueta durante el rodaje». Y responde a la pregunta sobre su futuro en plena recesión: «Un buen vino es una obra de arte y las cosas exclusivas tienen un futuro». De ahí que, después de disfrutar del documental, sea inevitable pensar que sería injusto quejarse por el precio: «En un bar piden por una copa lo mismo que por una botella», concluye.