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Algeciras

Te abrazo por Oché Cortés

La Razón
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Como esta columna de hoy está en la linde de las vacaciones y el año que estamos pasando recorre la ribera de la desesperación de muchos a quien aprecio, no seré yo quien dedique una linea a darle morcilla al prójimo. El mes de agosto tiene la apariencia de ser una época donde las palabras se escriben en la arena para que las borren las olas, como aquella maravillosa obra de Buero Vallejo que leí de niño en los libritos de Escélicer y que aún conservo con su polvo y sus ácaros, como debe ser. Relativizar el dolor es algo muy británico, desde luego. Pero nosotros, los que tenemos la sangre de Algeciras a Estambul, no sabemos ponernos de perfil, porque no nos sale. Ahora que tengo unos días de vacaciones, también debo ser consecuente con mis sentimientos. Y lo que mejor me sale es abrazarte. Te abrazo, porque siendo padre de familia con tres hijos estudiando, has tenido el valor de afrontar un despido tras veinte años en tu empresa, te has agarrado a la fuerza de tu mujer y habéis montado una mercería en el barrio. Te abrazo porque no te ha costado nada quitarte la corbata para ponerte el delantal. Te abrazo porque ya sabes que se anda mejor con zapato plano que con los tacones de la ejecutiva. Te abrazo porque en estos meses de paro, has recuperado a tu familia y te encanta volver a caminar en bicicleta y arreglarle los ruedines a la pequeña. Te abrazo en los libros que lees y que antes se agolpaban en la estantería porque no había tiempo. Te abrazo, porque has vuelto a enchufar el picú y has sacado los viejos vinilos. Es como si el guantazo que nos está dando la vida sirviera para renovar los sentimientos de una generación que yacía en la marea de la competición alocada. Te abrazo en tu daño. Y en la humillación que sientes cada madrugada cuando amaneces sin trabajo. Te meto un abrazo bien dobladito en la maleta, si estás saliendo a buscarte la vida a otro país. Y si lees esto y me encuentras por la calle, no te cortes y dame un abrazo que nos consuele a ambos, pues aunque parezca imposible, de este butrón vamos a salir y las muecas se tornarán sonrisas, te lo aseguro. Que haya alivio.