Barcelona
Política en el Real
El Teatro Real ha repuesto estos días «Los puritanos», la maravillosa ópera de Bellini. En su época, la más desaforadamente romántica de la historia de la humanidad, se estrenó en Madrid, en el Teatro de la Cruz, el año de 1836. Tuvo un enorme éxito, como no podía ser menos. Los madrileños, siempre burlones y entonces algo escépticos, se apoderaron del nombre y bautizaron con él una nueva corriente política. Puritanos fueron durante mucho tiempo quienes, en la derecha, entre los llamados «Moderados», insistían en la primacía de las leyes sobre los voluntarismos, en las reformas sobre las revoluciones y la nostalgia, y en el diálogo sobre la descalificación y el desprecio. Puritanos fueron Larra, Pacheco y Salamanca, y entre los discípulos de los puritanos estuvo Cánovas del Castillo, entre otros. Lo mejor, en buena medida, del siglo XIX español. Hoy se sigue haciendo política con la ópera, aunque con menos gracia.
Los programas de mano del Teatro Real (156 euros la butaca de patio, con 54.114.396 euros de presupuesto público este año) incluyen una cronología de inequívoco sesgo partidario. Hace poco se nos informaba que el 18 de julio de 1936 había tenido lugar la «sublevación fascista contra la República», y que en 1919, en Barcelona, se había puesto en huelga «La Canadiense», que algún despistado podría tomar por una aguerrida trabajadora del sexo del Paralelo. A ver cuándo nos dan la fecha de aniversario de la primera comunión de La Pasionaria, o la de la confirmación de José Bono, vecino del teatro, que tampoco estaría mal. (Bien es cierto que el arriba firmante debe de ser el único ser en la tierra que se lee estas cosas.)
El nuevo director general es persona avispada y sabe muy bien por dónde van los tiros político-culturales de la Corte. Para la próxima temporada ha programado un ciclo de «Ópera ciudadana». Pronto veremos a los Patronos, los Protectores, los Amigos y los abonados del Real desfilando al son de la «Carmagnole» o del Himno de Riego, para participar en la revolución hecha en uno de los recintos más caros, y que más caro cuestan al contribuyente, de toda España. Para todo hay clases.
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