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Publicidad mafiosa

La Razón
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La noticia de la desarticulación de la primera red dedicada a la explotación sexual de hombres en España, que se publicitaba fundamentalmente a través de periódicos y de internet, ha demostrado una vez más que el país padece un serio problema delictivo y humano, con ramificaciones en los medios de comunicación, que están todavía por resolver pese a los compromisos gubernamentales. Como en la mayoría de estas tramas cuando se trata de mujeres, los hombres sufrían vejaciones tremendas y eran obligados a prostituirse 24 horas al día, para lo que se les suministraba cocaína, «popper» y viagra, un cóctel que, según los expertos, podría ser mortal. Vivían, por tanto, en condiciones infrahumanas y en circunstancias que denigran la condición humana y violan su dignidad. Quienes aún hoy insisten en abordar esta cuestión únicamente bajo un prisma economicista dan la espalda a una realidad inmunda e incurren además en contradicciones insalvables. Cuando ciertas cabeceras que defienden principios humanistas se erigen en paladines de los derechos de los explotados en la página editorial y, unas pocas más atrás, acogen y hacen negocio con decenas de anuncios, que son un compendio de humillaciones, es inevitable no cuestionar su autoridad moral y su credibilidad.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió a comienzos del verano en el Debate sobre el Estado de la Nación que «los anuncios de publicidad de la prostitución» debían eliminarse, porque, mientras existan, «se estará contribuyendo a la normalización de esa actividad». Aquel espaldarazo político a la campaña de LA RAZÓN a favor de la desaparición de esos anuncios en la prensa fue un gesto que agradecimos y del que nos felicitamos. Pero el tiempo pasa, las decisiones no llegan y cada vez parece más palpable la relevancia de la publicidad para el negocio y las propias mafias. El Ministerio de Igualdad anunció ayer que el Consejo de Estado emitirá el informe sobre las posibilidades de regular los anuncios de contactos en las próximas semanas. El Ejecutivo esperará a ese dictamen para conocer el marco jurídico y las alternativas legales que existen y tomar entonces las decisiones ajustadas, aunque insistió en que los hechos avalan día a día que «sería muy positivo en la lucha contra la trata que los anuncios no se publicaran». Es muy relevante y significativo que exista esa sensibilidad y esa voluntad políticas en un asunto complejo porque afecta a importantes empresas periodísticas, pero insistimos en que urge que todos esos magníficos deseos se conviertan en decisiones materiales.

La razón moral está de parte de aquellos que ponen como único interés la dignidad de la persona y no de aquellos otros que abren las páginas de sus diarios a proxenetas sin traba alguna para airear sus sucios negocios como si fuera una actividad mercantil entre personas libres e iguales. Por tanto, LA RAZÓN continuará adelante en esta lucha por la dignidad de las personas como un compromiso ineludible.