Ciclismo

Francia

Una pareja feliz: Contador y Schleck se desentienden de los demás

Christophe Riblon cruzando la línea de meta
Christophe Riblon cruzando la línea de metalarazon

Alberto Contador y Andy Schleck corren solos. Su universo son los 31 segundos que les separan y no les importa nada de lo que sucede alrededor. Se aíslan, se vigilan y se desentienden del resto de los corredores. Por eso permitieron que Menchov y Samuel Sánchez se marcharan en la subida a Ax3 Domaines. La pelea por el tercer puesto se jugaba por delante y la victoria se decidía por detrás. Alberto se negaba a mandar en el grupo de los favoritos con el líder a su rueda y Schleck no quiere marcar el ritmo para Contador. Por eso acabaron pegados el uno al otro, en paralelo, hasta que decidieron colaborar para que el resto no abriera diferencias demasiado grandes por culpa de su pereza. «El final no era para marcar muchas diferencias en la carrera. Domaines es una subida corta y previsible, así que el marcaje entre Andy Schleck y yo ha permitido a otros corredores ir por delante», justificó Contador. «Preocupa que alguien como Samuel Sánchez coja tiempo, pero no ha sido una diferencia significativa», aclaró. «Quiero ganar esto. Tengo que ser elegante. La táctica era estar a la rueda de Contador, pero mañana será otro día porque necesito tener más tiempo sobre él en el futuro», respondió el luxemburgués. No le importaba perder tiempo con Sánchez y Menchov. «No los considero rivales para el triunfo», dijo. «Si tengo que jugar al póker jugaré. Hoy me he sentido realmente bien», añadió.Samuel agradece la involuntaria colaboración de los dos favoritos. «Menchov y yo nos aprovechamos del marcaje entre Andy y Contador y salimos para adelante. Creo que Alberto iba pletórico, le veo sobrado», afirmó el asturiano. El pelotón confía en Contador y sólo espera el momento en que ataque el español. Por eso, Andy Schleck no se atreve a tomar el mando.Carlos Sastre quiso aprovechar ese «marcaje» entre los dos primeros para atacar desde la distancia, en la subida. Atacó en Pailheres, con distancia, como a él le gusta, como hizo para ganar el Tour hace dos años en la subida a l'Alpe d'Huez. Pero Carlos no es el mismo y sus rivales son más fuertes. Demostró que está en condiciones de pelear, pero lo engulleron los que venían por detrás.Riblon marchaba por delante ajeno a las peleas que le venían por detrás. Hizo las dos últimas subidas en solitario, en contra de sus previsiones. «No hubiera dado un euro por mí», reconocía.