Badajoz
Un gran Ferrera para un buen aniversario
- Badajoz. Segunda de la Feria de San Juan. Se lidiaron toros de Victorino Martín, bien presentados. El 1º, noble, con recorrido y sin humillar; el 2º, buen toro, con gran pitón izquierdo y mucha profundidad en la embestida; el 3º, muy desigual; el 4º humilla pero con menos recorrido, más orientado; el 5º humilla pero pesa por dentro y embiste despacio; y el 6º humilla el toro y exige. Tres cuartos de entrada.- Antonio Ferrera, de grana y oro, pinchazo, estocada buena (oreja); dos pinchazos, estocada (saludos); estocada baja (oreja); estocada (oreja con petición de la segunda); estocada (saludos tras petición); pinchazo, estocada, aviso, descabello (oreja).
Ante el sofocante calor sacar una bocanada de aire, oxígeno, rondaba lo milagroso. Badajoz era, algo así, como transitar el desierto. Ante el bochorno casi febril en el cuerpo, Antonio Ferrera estaba de celebración. Y de las gordas, seis toros de Victorino Martín para él solito. Cumplía 15 años de alternativa. Quince temporadas de matador. Quince grados menos nos hubieran hecho falta a este verano recién estrenado. De la interesante corrida de Victorino Martín fue «Portovelo» quien dispuso el rumbo. Gran toro. Buen torero. El victorino marcó el viaje por abajo, hundidos los pitones, volando a ras del suelo. Era el segundo de una tarde, en la que Ferrera no se dio tregua. Salió del primero al que cerró plaza con mentalidad de hierro. El todo por el todo. Con «Portovelo» anduvo bien a la verónica, tónica de la tarde, y cuajó naturales buenos, largos y buscando esa profundidad que tenía el toro al embestir. Tuvo mucha expresión la faena y la oreja fue de justicia.
Dos se le pidieron con el cuarto, que humilló pero más orientado mediado el viaje. Ferrera apostó, dispuso, quiso y a la estocada le siguió un trofeo. Ahí paró en seco el presidente. A Ferrera no le pesaba la tarde o no se notaba. Banderilleó a los seis. Uno detrás de otro, buscando el sitio, la cara en el encuentro, aunque eso supusiera meterse por dentro y los pasó ligero por el caballo. En ocasiones palpitó el riesgo en el tendido.
Anduvo animoso con el victorino que abrió plaza, noble pero sin entrega en el viaje. Una larga cambiada de rodillas fue su declaración de intenciones con el tercero, que resultó más desigual en las embestidas. Cada tanda fue distinta, pero sin perder el interés. Ni uno ni otro.
El quinto, «Esculpido» le exigió estar muy centrado a Ferrera, atento al toro que pesaba mucho por dentro e iba al paso, despacito, analizando al enemigo. Ferrera solventó, porfió y mató con habilidad de una estocada entera, como casi toda la tarde. El público lo vio, mas el usía se negó. No lo merecía la tarde y esa puesta en escena de muchas horas de buscar, de encontrarse, de reafirmarse más de una década después.
Para colmo se fue a portagayola en el sexto. Ahí defendió el lance y le hiló una secuencia de verónicas, ya sí jaleadas de principio a fin. Se dejó de largo el sexto, humillando y exigiendo. Importante el torero. Un gran Ferrera para un buen aniversario. Interesante corrida de Victorino. El mayoral se sumó a la salida a hombros. Un exceso.
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