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La extraña pareja por Martín Prieto

Rubalcaba contra Chacón. En realidad no son tan distintos como aparentan y puede que ninguno de los dos sea bueno para el PSOE. Pero en el Partido Socialista importan más los nombres que las ideas 

La extraña pareja por Martín Prieto
La extraña pareja por Martín Prietolarazon

El Gobierno tiene muchas urgencias y no es la menor la de tratar con el primer partido de la oposición para consensuar la mayor cantidad de sapos a consumir por cada uno. Hablar con Rubalcaba es técnicamente posible en su calidad de jefe de la bancada socialista, pero tiene por encima al secretario general del PSOE, que sigue siendo Rodríguez Zapatero. Dice haberse retirado de la política, pero continúa en su papel de perro del hortelano. Lo que pide la prudencia es una gestora socialista y un congreso en julio con más ideas, aunque sean precocinadas. Pero «rubalcabistas» y «chaconistas» quieren la guerra ya, la emoción del choque de locomotoras, aquella «Duelo al Sol» de King Vidor en el que los amantes Gregory Peck y Jennifer Jones, untada de betún para parecer mestiza, se matan a tiros entre los riscos. En física si enfrentas dos polos iguales no pasa nada, pero en el PSOE salta un arco voltaico. Rubalcaba y Chacón son como la mantequilla de Cantabria a la catalana, y no aportan nada a los paladares.

Rubalcaba es más viejo y al haber tenido más responsabilidades tiene más experiencia y más esqueletos en el armario. Por tener, tiene hasta un horizonte judicial. No puede aportar nada nuevo como no sea lo contrario de lo que ha hecho hasta ahora. Si no le perdiera su carácter compulsivo se retiraría al Aventino a escribir unas memorias imposibles porque con ellas metería en la cárcel a la mitad de su partido. ¿Tan débil está la cantera socialista que se hace imprescindible el líder de la mayor derrota del partido e intelectual tan sólido que lo único que se le ocurre es arbitrar impuestos confiscatorios a los ricos? Los corredores de apuestas, siempre tahúres, dan vencedor en esta justa al Monje Negro y émulo de Rasputín por escasa ventaja sobre la ambiciosa esposa del ambicioso Miguel Barroso, «una de las peores personas que he conocido», según un íntimo amigo. Como más vale acabar mal que prolongar la agonía, lo peor que les puede ocurrir a nuestros amigos socialistas es que sustituyendo Rubalcaba a Zapatero se deje sin designar al candidato electoral. Pasarán la legislatura lidiando entre ellos y Carme Chacón no se soltará del mástil de la bandera para explicitar su españolismo. Todo el mundo de buena voluntad le ha dicho al PSOE que ha de ser un partido nacional, pero los del PSC, los amigos de Carme, enseguida te explican que ellos son partido aparte. La puesta de largo de Chacón en el pueblo almeriense de Olula del Río es una andaluzada de charnega para que no la tengamos por catalanista. ¡Si ya ha sido ministra de Defensa de España! Apadrinada por Zapatero y Rubalcaba (fue «la niña» de ambos), en Vivienda no hizo nada salvo copiar un plan inservible de su antecesora Trujillo, y en Defensa ha dejado la quiebra y los tanques en «rating». Es incapaz de dar una rueda de prensa sin conocer previamente las respuestas, y quien la hizo ministra de Defensa fue su marido en conversación con José Blanco. Barroso de secretario general consorte del PSOE puede ser más irritante que el demonio de Tasmania.

Rubalcaba asegura que le han echado broncas por combatir la corrupción; pues se las habrán echado González o Zapatero, con lo que los deja a los pies de los caballos. Para terminar de enredar el ovillo estas internas se van a decidir en Andalucía y si esta pasa a manos del PP en las autonómicas de marzo quedará una mancha en los escudos de Rubalcaba o Chacón. Quien ha regresado de los espacios europeos es Cristina Narbona en apoyo de Rubalcaba, aquella ex ministra que se declaraba públicamente enamorada de otro ex ministro y candidato, José Borrell. Nos dio bochorno ajeno, aunque menos que su cierre del Banco Hipotecario, que sería muy útil en estos tiempos. La identificarán mejor si recuerdan el cuento de las desaladoras. Se suspendían los trasvases y frente a Murcia y Almería emergía un parque de desaladoras de última generación. Cuando viajo por allí no logro ver ninguna. Unos y otros darán para más. Rubalcaba y Chacón son la extraña pareja.