Mariano Rajoy
Obama llama a Zapatero para exigirle reformas ya
El presidente español congelará el sueldo de los funcionarios y recortará las inversiones
MADRID- A las cinco de la tarde de ayer, el presidente del Estados Unidos, Barack Obama, preocupado por nuestro país, telefoneó al jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, para conocer de primera mano el plan de ajuste que hoy anunciará en el pleno del Congreso de los Diputados. España «padece algunos problemas sobre los que son necesarios adoptar reformas para asegurarse de que no se extiendan». Con esta declaración contundente, justificó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, la llamada de Obama. Y es que la Administración americana cree que existe un riesgo real de que la economía española corra una suerte similar a la griega. Obama, precisó Gibbs, «sigue jugando un papel para animar a los países europeos a que hagan lo necesario para asegurarse de que este problema no se extiende», con el fin de evitar que «se frene la recuperación iniciada», informa Efe. La versión de Gibbs sobre la conversación mantenida entre ambos mandatarios distó ayer de la facilitada por España. Según fuentes de La Moncloa, Obama telefoneó a Zapatero para interesarse por la salud del Rey, al que le deseó «una pronta y satisfactoria recuperación». Y le pidió que le diera un fuerte abrazo en su nombre, en el de su familia y en el del pueblo americano. En su calidad de presidente de turno de la UE, Zapatero le puso al corriente de las decisiones adoptadas este fin de semana en el Ecofin para fortalecer el euro. Ambos líderes alabaron la acción concertada del BCE y el FMI con la creación de un fondo de 750.000 millones de euros para socorrer a los países en dicultades. En ese sentido, coincidieron en la necesidad de evitar nuevos ataques de los especuladores. Para ello, se mostraron partidarios de que el G-20, en su reunión de finales de junio en Toronto (Canadá), decida también una acción concertada contra los especuladores y la reforma de los mercados.Ambos mandatarios repasaron la situación de las economías española y americana. Según la versión de La Moncloa, Zapatero sólo le expuso las líneas generales de las medidas anticrisis adoptadas y su intención de seguir acometiendo reformas. Esta conversación se produce horas antes de que Zapatero informe al Congreso de las nuevas medidas y siete días después de su encuentro con Mariano Rajoy y de que negara públicamente la necesidad de un nuevo plan de ajuste. El presidente explicará hoy el recorte adicional de 15.000 millones del déficit público que, por imposición de Bruselas, aprobará este viernes el Consejo de Ministros para 2010 y 2011. Se trata de rebajar el desfase de las cuentas al 6,5% del PIB el próximo año, frente al 7,5% previsto. Esta caída se centrará en los gastos y, sobre todo, en el Presupuesto del próximo ejercicio, en el que se pretende una rebaja extra de 10.000 millones.Para afrontar este nuevo esfuerzo, el presidente prepara la congelación de las retribuciones de los funcionarios en 2011, así como un recorte de la oferta de empleo público. Además, podría anunciar como medida ejemplarizante una bajada del sueldo de los diputados. Las inversiones serán otro de los capítulos más afectado por el ajuste. Zapatero meterá la tijera de nuevo en Fomento, departamento que este año ya ha soportado los mayores recortes. De este ajuste sólo se salvarán los gastos sociales, según el secretario general de Presupuestos. Además, pedirá a los gobiernos autonómicos que se corresponsabilicen en «este esfuerzo necesario para salir antes de la crisis» y anunciara una próxima reunión del CPFF.
Los anuncios del presidente en el Congreso- Zapatero prepara una congelación del salario de los funcionarios en 2011.- Podría anunciar una bajada de las retribuciones de los políticos como medida ejemplarizante.- Recortará las inversiones del Estado en 2010 y 2011.- Pedirá a los gobiernos autonómicos que se corresponsabilicen en este nuevo esfuerzo fiscal, que supondrá un recorte del déficit público de 15.000 millones en dos años.- Hará un guiño a los interlocutores sociales, que negocian ahora la reforma laboral.
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