San Blas
«No pueden dar privilegios a quien quiso matarnos»
Eugenio Casasola sufrió un atentado a las puertas de la comisaría de San Blas en junio de 1991
MADRID- Guarda, como una reliquia, el reloj que llevaba puesto el día del atentado. Parado entre el día 23 y 24, ya sin agujas, conserva el impacto de metralla de aquella explosión. Su acero le protegió la muñeca y evitó que le cortara las venas; la placa de policía le resguardó el corazón. Eugenio Casasola, policía nacional de la Comisaría de San Blas era el responsable de la seguridad del edificio aquel 23 de junio de 1991. Revisar las matrículas de los coches de alrededor del edificio policial se había convertido en rutina. ETA preparaba una masacre. A las puertas de la comisaría más de 100 agentes hacían el relevo a diario, pero tres días antes los habían trasladado y esa mañana sólo eran cuatro. A las 7:35 Casasola vio cómo un vehículo sin conductor era teledirigido hacia la puerta del edificio. «¡Chicos, coche-bomba!», les advirtió. Él no tuvo tiempo de tirarse al suelo y en el escalón de la puerta la onda expansiva le desplazó varios metros. «Cuando desperté en el hospital pedí un espejo, no sabía si tenía la cabeza» y desde allí, ayudó a sus compañeros en la investigación. Su mujer, Narcisa López y sus hijas de 15 y 12 años escucharon aquel día la explosión. Días después, la hija pequeña del agente, con entereza, retiró con pinzas los cristales de la espalda de su padre. Eugenio tardó un año en recuperar la memoria, perdió la visión de un ojo, tiene problemas de corazón, en la rodilla y la mano, pero se salvó y con él a sus compañeros. Tras el atentado, recuerda, tuvieron que quitar los nombres de sus hijas del buzón, cambiarlas de colegio o escuchar de algunos conocidos decir: «No aparques al lado, porque es el coche del policía», o «no juegues con las hijas del policía». Su mujer, desde el día de la explosión, no se ha perdido un juicio contra los terroristas. No cree que el fin de ETA esté cada vez más cerca. «Desde pequeños les enseñan el odio, es muy difícil, y menos si se les hacen concesiones». «A nosotros, nunca nos pagaron nada tras el atentado. Un Gobierno no puede dar privilegios a quien quiso matarnos». Casasola asegura que es importante asistir a la manifestación del 9-A «porque si ETA vuelve a las instituciones será peor para todos».
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