![Bahía de Genoveses, en el parque natural de Cabo de Gata-Níjar](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages01/2020/06/26/411AF869-DDC3-4A80-BBE0-237E0BE086F6/66.jpg?crop=480,480,x400,y0&width=150&height=150&optimize=low&format=webply)
Ciclismo
Ciclismo
![La Razón](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages01/2020/07/12/E38DA115-4AD3-4F50-9B72-85E60131B3BE/98.jpg?crop=1260,709,x0,y66&width=1900&height=1069&optimize=low&format=webply)
Los ciclistas corren, aunque en ocasiones contadas pedalean sin más, pasean; los ciclistas luchan, arriesgan, sufren caídas muy dolorosas y erosiones y quemaduras y catarros que apenas se pueden tratar. Algunos ciclistas se dopan, hacen trampas. Los ciclistas mueren. La muerte del ciclista, más allá de la película de Juan Antonio Bardem, a veces es una doble fatalidad, por el suceso y porque, como en el caso de Weylandt, cubría la baja de Benatti. El ciclismo es espectáculo, una guía de viajes, la entrada gratuita a un teatro con escenarios naturales. El ciclismo es competencia, a veces desleal. El ciclismo es solidaridad y entrega absoluta: líderes y gregarios. El ciclismo es compañerismo, aldea global. El ciclismo es éxito, satisfacción, alegría, tristeza, desolación, ilusión, un deporte agónico. El ciclismo es drama y tragedia. Es lírico y épico, guapas azafatas en la meta y «vampiros» y gendarmes en el hotel. El ciclismo es Simpson, Santisteban, Agostinho, Casartelli, Espinosa, Sanroma, Morales, Gálvez y Weylandt. Descansen en paz. Viva en paz el ciclismo.
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